SANTO DOMINGO.- Ya se ha dicho: Cuando el deber convoca, la vacilación es traición. Se
lucha a vencer o morir por la Patria. Se puede estar arrepentido de
errores tácticos y es de inteligentes saber cuando se pierde, pero
arrepentido de luchar: jamás.
Reconforta
escuchar el testimonio de dos combatientes de Abril de 1965, Orlando
Sánchez y Rafael “Cocuyo” Báez. “Valió la pena", dicen, pasando balance
de aquella guerra heroica y democrática. Fueron a la guerra para
devolver la democracia a los dominicanos y combatieron con las armas
para defender la Patria de las tropas extranjeras que vinieron a impedir
el restablecimiento del orden constitucional.
“Este es un pueblo valiente que ha luchado con todo y ha salido airoso”, dice Orlando, orgulloso del pueblo dominicano.
Cocuyo
Báez explica la participación de ambos en Abril de 1965: “A nosotros
nos correspondió ir a la Zona Norte de Santo Domingo. Inmediatamente
llegamos, nos organizamos; organizamos las tropas. En todos los barrios
de la Zona Norte, la mayoría de las personas se colocaron de apoyo a
nuestra posición, a nuestra lucha”.
Fue un combate intenso pero desigual. Los invasores eran muy superiores numéricamente y con armas sofisticadas (“armas que no habíamos visto; en películas solamente”). Aún así plantaron cara o pecho, mejor sería decir. La dignidad y sentido del deber prevaleció.
“La
juventud, cuenta Orlando, tuvo un papel preponderante". "Los jóvenes
eran algo especial, recuerda Cocuyo. Todos esos muchachos y muchachas,
enfermeras, mecánicos, convertidos en artilleros, sin haber visto nunca
un arma”.
En el Cementero de la Máximo Gómez se peleó tumba por tumba, conminados por el coronel Francisco Alberto Caamaño a no ceder una pulgada al enemigo invasor. “Los paramos en seco”.
¡Gracias Abril de 1965, allí y entonces construimos Patria libre y democrática!
“Este es un pueblo valiente que ha luchado con todo y ha salido airoso”, dice Orlando, orgulloso del pueblo dominicano.
Fue un combate intenso pero desigual. Los invasores eran muy superiores numéricamente y con armas sofisticadas (“armas que no habíamos visto; en películas solamente”). Aún así plantaron cara o pecho, mejor sería decir. La dignidad y sentido del deber prevaleció.
En el Cementero de la Máximo Gómez se peleó tumba por tumba, conminados por el coronel Francisco Alberto Caamaño a no ceder una pulgada al enemigo invasor. “Los paramos en seco”.
¡Gracias Abril de 1965, allí y entonces construimos Patria libre y democrática!
“Este es un pueblo valiente que ha luchado con todo y ha salido airoso”, dice Orlando, orgulloso del pueblo dominicano.
Fue un combate intenso pero desigual. Los invasores eran muy superiores numéricamente y con armas sofisticadas (“armas que no habíamos visto; en películas solamente”). Aún así plantaron cara o pecho, mejor sería decir. La dignidad y sentido del deber prevaleció.
En el Cementero de la Máximo Gómez se peleó tumba por tumba, conminados por el coronel Francisco Alberto Caamaño a no ceder una pulgada al enemigo invasor. “Los paramos en seco”.
¡Gracias Abril de 1965, allí y entonces construimos Patria libre y democrática!