jueves, 19 de mayo de 2011

En la FIL realizan coloquio sobre la música Sacra en República Dominicana



Artes, Cultura y Espectáculos

SANTO DOMINGO.- La Dirección de la XIV Feria Internacional del Libro realizó el sexto coloquio: “La música Sacra. Componente dominicano”, en el bar Juan Lockward del Teatro Nacional Eduardo Brito, cuya moderación estuvo a cargo de doña Bernarda Jorge, Viceministra de Creatividad y Participación Popular del Ministerio de Cultura.
Participaron el Padre César Hilario; Carlos Andrés Mejía, Director Asistente de la Orquesta Sinfónica Nacional; el maestro Rafael Solano, y el maestro José Delmonte Peguero, Director del Coro de la Catedral Primada de América.
Hilario, quien realizó estudios en el Pontificio Instituto de Música Sacra de Roma, inició su exposición refiriéndose a las raíces mismas de la música, las cuales ubicó en el libro de los Salmos en la Santa Biblia. Explicó que el Salmo 150, escrito por David, quien fue músico, cantante y fabricante de instrumentos musicales, describe lo que es la alabanza.
Estableció que, al inicio del cristianismo, el repertorio era el que se realizaba en las sinagogas. En seguida refirió que en la última cena de Jesús con sus discípulos probablemente se cantaron los Salmos 116, 117 y 118, como se acostumbraba en la celebración de la Pascua.
Habló de los cantos hebreos, que se constituirían en la base de los cantos gregorianos, y que al papa Gregorio Magno se debe la creación del primer coro en el Siglo V.
Por su parte, Carlos Andrés Mejía, director asistente de la Orquesta Sinfónica Nacional, habló de la importancia de la llegada de la música de Europa a las tierras descubiertas por el Almirante de la mar oceánica en América.
Dijo que entre los siglos XV, XVI y XVIII la iglesia, al establecer su organización en América, y de manera específica a partir de 1542, asumió el control administrativo de las tierras en las distintas posesiones europeas.
Explicó que, en el año 1493, Alejandro Sexto dispuso el envío de religiosos para evangelizar y que este trabajo de búsqueda y conversión de las almas se hizo también a través de la música.
Habló de la instrumentación y del trabajo de los maestros de capilla en distintas épocas, resaltando de manera especial el trabajo de Gutiérrez Fernández Hidalgo y Juan de Herrera, quienes además eran compositores.
De su lado, el maestro Rafael Solano inició su exposición definiéndose como un producto de la iglesia católica, dado que fue monaguillo, tocó el armonio y finalmente el piano, durante su niñez y adolescencia en su natal Puerto Planta. Definió el término polifonía y sus alcances a nivel de la música.
Refirió que la música sacra ha realizado grandes aportes, engrandeciendo el arte musical, y produciendo importantes maestros que han creado piezas musicales de renombre.
El profesor José Delmonte aludió a las aportaciones realizadas por los grandes maestros y compositores desde el período colonial hasta la actualidad. Entre ellos mencionó a Hernando Franco, gran compositor que vivió en Santo Domingo, Cuba, México y Guatemala.
Expresó que, siglos después, maestros de la talla de José de Jesús Ravelo realizarían varias obras entre ellas los oratorios La Muerte de Cristo y la Resurrección de Cristo, así como varios motetes para solistas y voces.
Finalmente, recordó que los maestros Manuel Simó y Manuel Rueda compusieron una obra especial en ocasión del Concilio Vaticano Segundo; y que también el maestro Rafael Solano realizaría una Salve a la Virgen de la Altagracia y un Villancico para el Coro de la Catedral.

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