martes, 12 de octubre de 2010

Salmos 68:19 “Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios El Dios de nuestra salvación”.


Familia Mondragon
Redacción Central

A veces llevamos una vida tan acelerada que no nos percatamos de los detalles que Dios nos da a través de la misma vida.
Y es que hoy en día pareciera que cada uno busca su propio provecho y satisfacciones y dejamos a un lado aquellos pequeños detalles que hacen que podamos disfrutar de lo que Dios nos ha dado.
¿Te ha pasado que valoramos a las personas hasta que ya no las tenemos con nosotros?, y es que de eso es lo que te hablo, de que hay detalles en nuestra vida que no alcanzamos a valorar, quizá porque pensamos que siempre estarán allí o porque simplemente no nos damos cuenta de la bendición que eso es para nuestra vida.
Al igual que no valoramos las cosas, hasta que las perdemos, por ejemplo a lo mejor no valoras tu casa hasta que por alguna razón la perdiste y te quedaste sin una. Esos pequeños detalles que no alcanzamos a valorar son los que hacen que nuestra vida avance positivamente. No valoramos nuestra salud, hasta que nos enfermamos y la perdemos, entonces es allí en donde añoramos estar como antes, vigorosos y con mucha salud, pero esos pequeños detalles son los que realmente importan en la vida.
La mayoría de personas que mantienen un mal humor o un carácter demasiado fuerte, es porque no han entendido que los detalles “pequeños” de la vida son los que nos inundan de una sonrisa hermosa.
Hoy te quiero invitar a valorar cada cosa, por pequeña que parezca, quizá no tengamos todo lo que quisiéramos, quizá las cosas no salgan como nos gustaría que salieran, pero aun en medio de todo eso Dios nos ha regalado detalles asombrosos, como el hecho de regalarnos vida como para poder en este momento compartir este mensaje y ese pequeño detalle es tan valioso porque significa que cada día nos da la oportunidad de escucharlo, de sentirlo y sobre todo de tener la certeza de que está a nuestro lado.
Vivamos cada día agradecidos por esos detalles hermosos, como el aire que respiramos, como los ojos que nos permiten ver sus maravillas, como el hecho de que nuestro pensamiento está inundado de El o el simple hecho de vernos al espejo y notar que tenemos la salud necesaria para estar de pie y luchar por lo que anhelamos. Ya no es hora de quejarse por lo que no tenemos o lamentarse por lo que tuvimos y perdimos, ahora es un buen día para comenzar de cero y empezar a valorar cada detalle que Dios permita que nuestra vida experimente.
¡Sonríe, Jesús te ama!

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