Celebran coloquio “El Arte Religioso en la República Dominicana”

Artes, Cultura y Espectáculos

SANTO DOMINGO.- La Dirección de la XIV Feria Internacional del Libro realizó el coloquio: “El Arte Religioso en la República Dominicana”, en el bar Juan Lockward del Teatro Nacional Eduardo Brito.
Participaron María Elena Ditrén, Directora del Museo de Arte Moderno; la señora Marianne de Tolentino, Directora de la Galería Nacional de Bellas Artes; Amable López, curador del museo; Virginia Roca, gestora cultural; y el arquitecto César Iván Feris Iglesias. El debate fue moderado por Rafael Emilio Yunén, Director del Centro León de Santiago.
María Elena Ditrén, en su exposición, se refirió a la importancia del arte rupestre, el arte egipcio y a la gran religiosidad que estas manifestaciones envolvían; y resaltó que desde siempre ha habido una estrecha relación entre el arte y la iglesia.
Comentó que en siglos pasados el arte religioso se producía por encargos, pero que a partir de los tiempos modernos hay cierta libertad y estilística en la creación de obras de carácter espiritual.
Dijo que en la República Dominicana hay una gran cantidad de artistas que han abordado con mucha altura el tema religioso, entre los que mencionó a Antonio Prats Ventós, Geo Ripley y Ángel Haché, entre otros. Añadió que de manera específica el tema de la crucifixión ha sido representado en forma muy profesional por García Godoy, Susi de Pellerano, Amable Sterlin y Gilberto Hernández Ortega.
Por su parte, Virginia Roca se refirió al arte sacro, devoción y creación, precisando que ese tipo de manifestación artística alude a la parte ceremonial y litúrgica, mientras que lo religioso toca lo referido a la espiritualidad.
Según dijo, en la civilización judeo-cristiana el arte sacro ha servido como vehículo de devoción, de transformación y alcance de lo divino. Agregó que todas las manifestaciones del arte sacro ofrecen la posibilidad de trascender lo humano y llegar a la espiritualidad.
Sostuvo que el arte sacro y el arte religioso han de tener un registro estricto de códigos, signos y significantes; luego precisó que en el país ese tipo de arte se halla diseminado por toda la geografía de la República.
De su lado, Marianne de Tolentino se refirió a la devoción cristiana de Jaime Colson, lo que se evidencia en las obras. Lo definió como un hombre atormentado que se entregó a la pintura, a modo de sublimación y sacrificio.
Asimismo, dijo que Colson tuvo una búsqueda de la armonía perfecta en la representación de sus obras, como una armonía espiritual y hasta emanación de la gracia de Dios.
Mientras tanto, Amable López habló del tema religioso en el arte dominicano, y en ese sentido dijo que todo arte auténtico contiene en esencia algo sagrado, porque el artista expresa su multidimensionalidad en sus obras.
En su opinión, la manifestación del fenómeno religioso en los artistas opera y se produce de manera autónoma, desde el ámbito de lo real.
Finalmente, Feris Iglesias se refirió a la necesidad de realizar un inventario sobre el arte sagrado, el cual entiende se halla diseminado por templos, espacios religiosos y edificios públicos y privados.