jueves, 19 de mayo de 2011

En la Feria del Libro realizan coloquio sobre “La poesía religiosa dominicana”



Por Elisa Amparo
Editora de Artes, Cultura y Espectáculos

SANTO DOMINGO. La Dirección de la XIV Feria Internacional del Libro realizó el coloquio “La poesía religiosa dominicana”, en el bar Juan Lockward del Teatro Nacional Eduardo Brito. Contó con la exposición de Bruno Rosario Candelier, Presidente de la Academia de la Lengua Dominicana.
Junto a Candelier participaron el padre Tulio Cordero, el sacerdote anglicano Daniel Baruc Espinal, y el crítico literario Odalís Pérez. Los moderadores de la ocasión fueron la escritora Ofelia Berrido, y Juan Freddy Armando, Coordinador de los Paneles.
Bruno Rosario Candelier explicó que el tema de los poemas religiosos está vinculado con la sensibilidad, que es algo que tienen todos los seres humanos, pero que es preciso cultivar.
Recomendó a las generaciones jóvenes ejercitar el intelecto, que se debe tener en cuenta lo sensible en la creación, tal y como lo establecieron los antiguos griegos hace miles de años.
Planteó la importancia de la dimensión espiritual del hombre y la inclinación a la religiosidad como algo esencialmente humano, y añadió “no nos han educado para valorar la vertiente del espíritu, por eso no se desarrolla la capacidad de contemplar, algo esencial en el desarrollo del espíritu”.
Se quejó de que en algunos casos la religión se enseña de modo superficial, que hace falta profundizar, participando desde la sensibilidad junto a todo el universo, “la intuición sirve para entender el universo, y la poesía se hace como resultado de la intuición, lo mismo que el desarrollo religioso”.
Citó a la chilena Gabriela Mistral y a la cubana Dulce María Loynaz, como poetas místicas y especialmente dotadas con una gran sensibilidad para la creación.
Por su parte, el padre Tulio Cordero planteó que la poesía religiosa no es exclusiva de los devotos, sino que brota del alma exquisita como emanación del cosmos, la naturaleza, pero que también puede brotar de un alma atormentada, que deja espacio para situaciones fecundas.
Dijo que para escribir poesía religiosa hace falta haber experimentado algo, tener algo para decir y luego saber la manera de decirlo, esa práctica sirve para escribir cualquier obra literaria.
Expresó que solo el que vive intensamente tiene cosas para decir; que escribir es un acto de generosidad, porque se hace a otros partícipes de lo que uno tiene; la poesía antes que ser religiosa debe ser poesía, tal y como han planteado distintos autores.
De su lado, Daniel Baruc Espinal, sacerdote anglicano, habló de la poesía como un acto de trascendencia a través de la palabra, y dijo que la poesía y la religión tienen un mismo origen.
La poesía es el lenguaje de los orígenes de la sociedad y el lenguaje de todas las revelaciones y las resoluciones, esto lo dijo de acuerdo con los planteamientos del famoso escritor Octavio Paz.
Mientras tanto, el crítico literario Odalís G. Pérez se quejó de que en el país no se haya realizado un catálogo de la poesía religiosa, que incluya a las demás confesiones cristianas, no solamente la católica, insistiendo en que se deben tomar en cuenta otros credos.
Según dijo, en República Dominicana hay vertientes, hay poetas que han cultivado con acierto, desde una mística cardinal, lo sagrado, entre los que citó a Rafael Américo Henríquez, Domingo Moreno Jiménez e Ivelisse Fanith.
Refirió que lo religioso no es una escritura que depende de una estructura única, y que lo filosófico, místico y teologal debe ser investigado a partir de la teoría crítica del poema.
Aludió también al trabajo literario de Máximo Avilés Blonda, considerándolo uno de los escritores más místicos y religiosos que ha tenido el país. También, Franklin Mieses Burgos, cuya obra se debe analizar desde el punto de vista de la poesía sagrada.

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