Redacción Central
NACIONES UNIDAS,(EFE).- La Asamblea General de la ONU celebrará el próximo lunes una sesión especial sobre la situación en Siria, en la que participará la alta comisionada de Derechos Humanos, Navi Pillay, y en la que varios países quieren presentar una nueva resolución de condena al régimen sirio.
Pillay será la encargada de informar a los Estados miembros de la ONU de los últimos acontecimientos sobre el terreno de los que el organismo internacional tiene constancia a petición del presidente de la Asamblea, el catarí Abdulaziz Al Naser, mientras la ola de violencia se sigue cobrando víctimas en el país árabe.
Además, según indicaron a Efe fuentes diplomáticas, existe una alta posibilidad de que los países árabes presenten un nuevo proyecto de resolución en ese órgano, donde no existe el poder de veto, para condenar la represión que lleva a cabo el régimen de Bachar al Asad y pedir al presidente sirio que abandone el poder.
Según indicaron las fuentes, la Liga Árabe pretende que el órgano en el que están representados todos los países que forman parte de la ONU respalde el plan de transición que ha ideado para Siria, una acción que Rusia y China evitaron en el Consejo de Seguridad el pasado sábado, cuando vetaron una resolución en ese sentido.
"Se trata de hacer todo lo posible para ayudar a la Liga Árabe en su intento de que Damasco acepte su plan de transición", indicó a Efe un diplomático de la ONU, que aseguró que el texto que los árabes propongan en la Asamblea contará con el respaldo de un importante número de países.
Se trata de un nuevo intento para que la ONU aumente la presión para que Al Asad detenga la represión y se inicie un proceso de transición que acabe con una violencia que ha causado la muerte de más de 5.400 personas en los alrededor de once meses que duran las revueltas contra el régimen sirio.
La acción en la ONU sobre la crisis siria pasará del Consejo de Seguridad a la Asamblea General, un órgano que el pasado diciembre ya adoptó por una amplia mayoría una resolución en la que condenó la situación de los derechos humanos en Siria y pidió el fin de la represión contra los manifestantes.
Ese texto obtuvo el respaldo de 133 países, mientras que 41 se abstuvieron (Rusia y China entre ellos) y 13 votaron en contra, entre los que estuvieron Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, así como Corea del Norte e Irán, entre otros.