viernes, 3 de febrero de 2012

Una observación imparcial al ejerciciopolítico dominicano

Por Rocío Martínez
Sección de Opinión

La llamada forma de gobierno se ha mal aplicado,según algunos, en los adagios “democracia y participación”, que es la máximaexpresión de lo que es un país con una forma de gobierno democrático, en dondeel pueblo tiene de manera activa, directa o indirectamente una participaciónefectiva en la toma de decisiones, acciones y medidas, que de alguna maneraconciernen a todas y todos los ciudadanos, por ser estos afectados y donderecae el peso de los resultados de las acciones que ejerza el Estado por mediode su gobernante y de sus delegados.
La Carta Magna, en su articulado 4, instituye que la forma de gobierno de la nación deberá ser esencialmente civil, republicano, democrático y representativo.
La democracia participativa es una de lasformas de la democracia, en virtud de esta clasificación los ciudadanosadquieren una mayor participación en la toma de decisiones políticas que lasotorgadas tradicionalmente en la democracia representativa.
Se ha definido la democracia participativa comoun modelo político que facilita a los ciudadanos su capacidad de asociarse yorganizarse de tal modo que puedan ejercer una influencia directa en lasdecisiones públicas.
De manera particular, la democraciaparticipativa es una propuesta a la que deben unificarse todos los partidospolíticos, otorgar más participación a los ciudadanos y ciudadanas que tenganel interés de contribuir a mejorar nuestra sociedad, dejando de lado lasdiferencias partidistas y los interés particulares, para poder reconstruir lacosecha social y cambiar el futuro que como nación nos espera, si seguimosactuando con egoísmo.
Aplicando la democracia participativa haríamosvaler lo dispuesto en el artículo 22, numeral 4, de la Constitución, queversa sobre los derechos de ciudadanos y ciudadanas: “Formular peticiones a lospoderes públicos para solicitar medidas de interés público y obtener respuestade las autoridades en el termino establecido por las leyes que se dicten alrespecto”.
En los últimos tiempos la política se haconvertido en el oficio más deseado, una pregunta que llega a la mente demuchos curiosos pudiera ser ¿cuál es la razón que les lleva a desear tanto esaposición? La respuesta es sencilla, por los beneficios lucrativos, lasfacilidades circunstanciales y el garbo que de esta se ostenta; es apreciada(por muchos) como la vía más asequible para obtener dinero, prosperidad y mayorproyección en el ámbito empresarial, y no obstante eso, también cabe mencionarlas facilidades que brinda el poder político de manera diversificada a travésdel "título” de la función desempeñada, o mejor dicho “título crediticio”(privilegios monetarios por el hecho de decir Yo soy… o ye le sirvo a…).
El silencio consume a los indigentes, mientraslos que pueden alzar su voz y ser escuchado mantienen la pasividad y elanonimato para no menguar ante las búsqueda de preservar los derechos que elEstado está en obligación de resguardar, o será que el ambiente no es propiciopara los políticos que han pasado por esta República “democrática,independiente y huérfana”.
La política no es un juego, es el escenario endonde se necesita personas capacitadas y con actitud de servir, no solo a sufamilia, amigos y demás, sino a la Patria y a su pueblo, porque para eso se eligen a losfuncionarios, para que representen los interés nuestros y no los suyos “laavaricia lleva a trastornar hasta los Estados más sólidos”.
Como diría Francisco Moscoso Puello, en “Cartasa Evelina”: “La política es el arte de vivir del Estado y este no viene a seren definitiva más que una Sociedad de Socorros Mutuos, una especie de MontePio, en el cual se reciben todo género de servicios a determinado tipo deinterés, y los cuales pueden variar desde la delación hasta el acto de heroísmomás escandaloso.” [Hacemos Ley, para que sean cumplidas, pero el mandato que reinaraserá el de la conciencia, si tu conciencia está llena de sabiduría crearasleyes y las obedecerás, si solo sigues dogmas y careces de pensamientos firmesni valores humanos, serás juzgado por toda tu existencia por tu conciencia].
Una cosa es la “pasión política” y otra es “elfanatismo político” existen diferencias marcadas, entre las que cito: laprimera es infundada por la vocación de servicio, la segunda solo es impulsadapor la ambición que envuelve la mente de un ser humano sin escrúpulo; otra diferenciaes que la pasión aparta el propio interés y el fanatismo lleva a quien la sigaal punto de perder la razón y actuar sin conciencia y de manera egoísta. Portodo esto, el verdadero cambio lo lograremos cuando demos aforo a las grandesideas de los ciudadanos humildes y brillantes, jóvenes y adultos, que deseancambiar a su nación, y que no se les ha brindado la oportunidad de expresión yactivismo en Estado democrático en el cual ellos forman parte. ¡Entoncesactuemos por pasión!