Por Jorge Casado
Ahora
nos falta aprovechar esos recursos para demostrar en lo adelante el
crecimiento en la calidad educativa, como consecuencia de las nuevas
inversiones en ese sector.
Son buenas
noticias en los diario y noticieros, cada día que el presidente Danilo
Médina hace titulares con la inauguración de decenas de centros
educativos a nivel nacional.
Son miles de aulas
nuevas que acogen, éste recién iniciado año escolar, a niños y jóvenes
que merecen oportunidades para su formación educativa en todos los
niveles.
También
es sabido que ésta misma suerte no la han tenido cientos de comunidades
que protestan porque tienen que impartir docencia en locales alquilados
incómodos, en escuelas que necesitan urgente reparación, bajo la sombra
de árboles y de enramadas de yagua o cana.
Así
se muestra el panorama educativo dominicano, con todo el mundo
esperando que el Gobierno resuelva con una varita mágica, varita que
tiene sus limitaciones, porque tiene que repartirse también para otros
asuntos.
Si somos
dominicanos que queremos un país educado, por qué no nos comprometemos
a aportar, según nuestros recursos y talentos, para lograr ese
objetivo.
Tanto que criticamos, y muchas veces vemos deteriorarse y caerse a pedazos con el tiempo, hasta esas escuelas donde nos formamos nuestros primeros años
Somos
apáticos también, cuando sabemos la realidad dificil de nuestros
vecinos y familiares, que no tienen los recursos para comprar sus
útiles escolares, uniformes o libros, y nos quedamos de manos cruzadas,
quizás teniendo la forma de contribuir humildemente, para eliminar las
limitaciones materiales de nuestra gente inmediata.
El que aporta
para el desarrollo integral de los niños y jóvenes de hoy, verá algún
día hombres y mujeres felices que emularán las buenas acciones que
alguna vez recibieron.
Si queremos un país educado, hagamos desde ya, en nuestra comunidad, nuestro aporte .