viernes, 18 de diciembre de 2015

Las incógnitas del nuevo avión presidencial mexicano

Redacción Central

MEXICO.- El nuevo avión presidencial mexicano no acaba de despegar. El gobierno tenía prevista la entrega del Boeing 787-8 Dreamliner José María Morelos este viernes, pero no ha habido movimiento en las pistas del Aeropuerto Internacional de Ciudad de México a donde debía llegar desde Seattle, en Estados Unidos.
Y tampoco hay noticias de cuándo llegará el moderno avión que usará Enrique Peña Nieto en sus desplazamientos para reemplazar a Juárez, un Boeing 757-225 que, según los datos del gobierno, fue usado por más de 26 años.
Sin embargo, la fecha de entrega del Boeing 787, que ya se ha retrasado en tres ocasiones, no es la única incógnita en torno a la aeronave que generó polémica en el país por su alto costo y el lujo que lo rodea.
Pese a que será usado por Peña Nieto, en realidad el avión es una herencia de la administración anterior.
La aeronave fue solicitada en 2012 por el equipo del expresidente Felipe Calderón (2006-2012). Según informó la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la compra se hizo mediante una adjudicación directa a Boeing con un arrendamiento financiero mediante Banobras.
Y aquí viene la primera duda: el precio.
La cifra oficial es que la aeronave costó US$127 millones de dólares con un esquema de financiamiento a 15 años, pero la Sedena pidió al Congreso un monto muy superior (US$505.8 millones) para esa compra.
Y, según investigaciones de la prensa local, el costo real del avión va de los 3,900 millones de pesos de la revista Emeequis (US$235 millones) a los US$US580 millones que saca la revista Proceso de sumar los costos de financiación y mantenimiento.
Además, los medios mexicanos aseguran que en la remodelación de la aeronave, que se llevó a cabo en Dallas (EEUU) se invirtieron US$10 millones, mientras que en la remodelación del hangar que recibirá el avión se gastaron más de US$60 millones en unas obras, aún no concluidas, realizadas por el Grupo Higa, de Juan Armando Hinojosa Cantú, el mismo contratista de la controvertida Casa Blanca de Peña Nieto.
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También se desconocen las características exactas del Boeing 787.
En su versión comercial, el avión tiene capacidad para 250 asientos. Pero, según la Secretaría de Comunicaciones y Transporte, el de Peña Nieto tendrá sólo 80 asientos.
Además, según datos preliminares dados a conocer en 2014 por esa secretaría, el avión tendría "un área de trabajo de 14 asientos para personal del Estado Mayor Presidencial, 24 asientos para funcionarios y 42 asientos para personal de apoyo y representantes de medios de comunicación además de un área de trabajo del titular del Ejecutivo federal con despacho y área de descanso”.
Y al contrario del avión anterior, se sabe que el Boeing 787 tendrá servicio de WiFi.
La incógnita final es qué hará Peña Nieto con el avión.
El acuerdo de la Secretaría de Hacienda prevé el uso del avión por 25 años.
Pero ante las críticas por el excesivo costo, surgió una versión de que el presidente mexicano quería vender el avión antes de estrenarlo. Una hipótesis que, según la prensa, se descartó porque hubiera supuesto una pérdida económica después de la inversión que se hizo en su adaptación.
Sin embargo, el propio Peña Nieto confirmó recientemente en una entrevista con el canal SDP que encargaría "a la Secretaría de Hacienda y a otras dependencias del gobierno hacer un análisis serio y racional sobre el tema" para evaluar qué hacer con el avión.
"Si es conveniente, si le representa un beneficio realmente al Estado, el análisis de venderlo eventualmente o de mantenerlo con ciertos fines. Es decir, no vayamos por una decisión bajo un arrebato, sino más bien bajo una racionalidad de lo que conviene para México para que el gobierno esté debidamente equipado", apuntó el presidente.