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El expresidente George H.W. Bush |
Redacción Central
EE.UU.- El expresidente George H.W. Bush, murió en su casa de Houston la noche de este 30 de
noviembre, informó Jim McGrath, el vocero de la familia, quien confirmó
este viernes en la noche la noticia a través de un comunicado en Twitter.
George H.W. Bush fue el presidente 41
de Estados Unidos, cargo que ocupó entre
1989 y 1993. Ocho años después fue testigo de cómo su hijo, George W., se
convirtió en el mandarario número 43.
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"Tenía 94 años y lo sobreviven sus
cinco hijos y sus esposas, 17 nietos, ocho bisnietos y dos hermanos",
escribió McGrath sin revelar de momento más detalles sobre las circunstancias
de su fallecimiento.
El portavoz de la oficina del expresidente añadió más tarde en otro tuit que la información sobre los funerales será actualizada en la página tributo www.georgehwbush.com.
El portavoz de la oficina del expresidente añadió más tarde en otro tuit que la información sobre los funerales será actualizada en la página tributo www.georgehwbush.com.
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La partida de Bush padre sucede siete
meses después del fallecimiento de su esposa, Bárbara Bush, quien murió en abril, después
de decidir no volver al hospital para seguir luchando contra una enfermedad
pulmonar crónica y una falla cardiovascular.
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La popularidad de Bush padre creció con el éxito de EEUU en la Guerra del Golfo en 1991 para evaporarse después en una breve pero profunda recesión. El republicano fracasó en su intento de salir reelegido para un segundo mandato ante el demócrata Bill Clinton.
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Bush fue también un héroe de la Segunda
Guerra Mundial, congresista de Texas, director de la CIA y vicepresidente de
Ronald Reagan.
Tras conocer de su muerte, el
presidente Donald Trump envió sus condolencias a través de Twitter y aseguró
que el exmandatario será recordado por "su
autenticidad, humor encantador, inquebrantable compromiso con la fe, la familia
y el país".
La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders informó que el presidente y la primera dama Melania Trump asistirán a los funerales que se realizarán en la Catedral Nacional, aunque todavía no hay fecha establecida.
La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders informó que el presidente y la primera dama Melania Trump asistirán a los funerales que se realizarán en la Catedral Nacional, aunque todavía no hay fecha establecida.
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Además, Trump promulgó que el 5 de
diciembre sea declarado como Día Nacional de Luto por la muerte del
expresidente.
La relación entre Trump y la familia
Bush nunca ha sido buena. Durante las primarias republicanas el hoy presidente
se burló duramente del exgobernador de Florida Jeb Bush, quien originalmente
era el favorito para quedarse con la nominación presidencial.
Tras el fracaso de Jeb, Bush 41 –como
le dicen para diferenciarlo de su hijo, Bush 43– optó por el silencio. Bush
padre aseguró a Mark Updegrove, autor del libro 'Los últimos republicanos', un libro sobre la
relación entre ambos presidentes Bush, que había votado por Hillary Clinton.
Bush padre y la inmigración
El exmandatario republicano es recordado entre los hispanos en Estados Unidos
por proteger con una acción ejecutiva a más de un millón de inmigrantes
indocumentados que estaban a punto de ser separados de sus familias.
El tema migratorio no le era ajeno.
Conoció de cerca los entresijos que condujeron a la Ley de Control y Reforma
Migratoria (IRCA por su sigla en inglés) de 1986. La amnistía protegió de la
deportación a tres millones de indocumentados, pero dejó en el limbo a sus
parejas e hijos. En medio de críticas de la Iglesia Católica y grupos
proinmigrantes, Bush resolvió el problema con una disposición conocida como
Unidad Familiar.
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Justo al arrancar su gobierno en 1990,
Bush padre usó sus facultades presidenciales aprobando un amparo para mantener
a las familias unidas tras la amnistía aprobada por el Congreso durante el
gobierno de Ronald Reagan, de quien fue vicepresidente.
"Nuestra
nación es el anhelado sueño de cada inmigrante que ha pisado estas costas y
de los millones que siguen luchando por la libertad", dijo ese año en su
discurso sobre el Estado de la Unión.
"Lee mis labios, no habrá nuevos impuestos"
Ese episodio ayuda a reflejar lo que su
biógrafo Jon Meacham describe como un "carisma callado pero
persistente".
"No tenía el glamour de John
Kennedy. No tenía la presencia escénica de Ronald Reagan, pero se hacía amigo de casi todas las personas
que conocía", dijo el autor de ' Destiny
and Power: The American Oddyssey of George Herbert Walker Bush' en una entrevista con National
Public Radio.
Sin embargo, el expresidente nacido en
1924 en Milton, Massachusetts, no cosechó tanta simpatía en casa. Muchos
recuerdan su promesa de campaña de no subir los impuestos y la frase "lee
mis labios, no habrá nuevos impuestos" que pronunció en la Convención
Republicana en 1988. La incumplió dos años después cuando Estados Unidos
arrastraba un millonario déficit presupuestario y los políticos en Washington
no lograban ponerse de acuerdo.
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"Se acabó el momento para la
política y las posturas", afirmó el mandatario en octubre de 1990 cuando
anunció el alza tributaria. Algunos creen que al quebrar ese compromiso selló
el futuro de su intento por revalidar en la Casa Blanca. Perdió las
presidenciales de 1992 frente a Clinton.
Sus glorias y errores en las relaciones internacionales
Su desempeño en el frente externo fue
más conocido y también más nutrido, debido a que llegó a la presidencia con
experiencia en diplomacia y seguridad. Dejó la industria petrolera para ser
legislador en la Cámara de Representantes por Texas, siguiendo los pasos de su
padre Prescott, quien fue senador. Más adelante fue embajador en Naciones
Unidas, enviado de Washington a China y jefe
de la agencia de inteligencia, la CIA.
Estuvo en el poder durante la caída de
la Unión Soviética, desplegó fuerzas estadounidenses en Panamá para derrocar a
Manuel Noriega y en el Golfo Pérsico cuando el fallecido dictador iraquí Saddam
Hussein invadió Kuwait.
Con un "no lo permitiremos, no
permitiremos esta agresión hacia Kuwait" anunció esta última intervención
en 1991. La frase le salió por iniciativa propia, contó su asesor en seguridad
Brent Scowcroft. "Es mía, es lo que siento", respondió cuando
Scowcroft le preguntó de dónde la había sacado.
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El 'efecto Irán'
Bush padre era vicepresidente de Reagan
durante el mayor escándalo político de la presidencia del republicano que
estalló en 1985 cuando se supo que Estados Unidos había vendido ilegalmente
armas a Irán para financiar a la guerrilla nicaragüense Contra que peleaba
contra el Frente Sandinista de Liberación Nacional.
El exmandatario aseguró que desconocía
el acuerdo con el que Washington buscaba que Irán ayudara a liberar a rehenes
estadounidenses secuestrados por grupos proiraníes. Pero una investigación
halló que tanto Reagan como Bush sabían de esta operación.
El escándalo 'Irán-Contra' quedó como
una mancha negra en su bagaje internacional y analistas consideran que también
afectó su intento para ser reelegido para un segundo mandato. Apenas llegado a
la presidencia, Bush indultó al exministro de la Defensa Caspar Weinberger,
falntando pocos días para que empezara su juicio, y otros cinco acusados por la
fiscalía especial que investigaba el caso.
"No
es justo juzgar mi carrera completa" por este tema, dijo
en una acalorada entrevista con el periodista Dan Rather antes de los comicios
en la que afirmó que no tenía nada que esconder.
"Bush definitivamente sabía lo
suficiente sobre la iniciativa con Irán. Su negación inicial fue engañosa, por
decir lo menos, y una mentira, por decir lo peor", escribió el autor de su
biografía, Meacham, en una de sus escasas críticas hacia el exgobernante.
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Meacham prefiere recordar su
presidencia con un dejo de nostalgia, como escribió en un artículo para The New York Times. Como cuando cuenta que lloró en
un hospital de Polonia al ver a un niño con leucemia que le trajo a la mente a
la pequeña que perdió por esa misma enfermedad. Robin tenía 3 años cuando murió
en Nueva York. Sus otros dos hijos, el expresidente George W. y el exaspirante
a la nominación republicana Jeb tenían 6 y 1 años, respectivamente.
En los últimos años, una forma de la
enfermedad de Parkinson le había obligado
a moverse en silla de ruedas. Pero ello no le impidió lanzarse en
paracaídas para celebrar su cumpleaños 90 ni comandar en el verano de 2016 una
excursión de pesca con unos 40 veteranos para celebrar sus 92 años.