Por Arismendys Gómez
Redacción Central
SANTO DOMINGO. El peso de la crisis económica perjudicará más a las familias de menores ingresos en América Latina y el Caribe que a otros sectores sociales. El menor crecimiento esperado traerá consigo un alza del desempleo y una caída en las remesas. Así lo señala la CEPAL en su informe Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe 2008. El documento indica que en una región que ya presenta elevados niveles de desigualdad, la crisis internacional profundizará la brecha existente entre los sectores más ricos y pobres de la población.
En la actual coyuntura -con un crecimiento regional que pasará del 4,6% en 2008 a 1,9% en 2009 y una tasa de desempleo que subirá de un 7,5% a un rango entre 7,8% y 8,1% el próximo año-, se prevé que el bienestar de los hogares de menores ingresos será afectado adicionalmente por la negativa evolución que han tenido las remesas y los precios internos.
Para la gran mayoría de los hogares de la región, el principal impacto proviene del mercado laboral. La proyectada caída en la tasa de ocupación en 2009 y el aumento del desempleo afectarían principalmente a los sectores de menores ingresos porque éstos tienen un menor número de perceptores de ingresos laborales. La pérdida de un empleo significa para estos hogares de bajos recursos una mayor proporción de caída de sus ingresos, que de por sí ya son bajos.
Por el contrario, en los hogares urbanos de los tres quintiles más altos existen en promedio dos perceptores, con lo que aunque pierdan un puesto de trabajo, aún mantienen un ingreso completo.
La situación más grave se presenta en las zonas rurales, donde los hogares del quintil más pobre cuentan en promedio con un solo perceptor de ingresos. Además, aquellos hogares con jefas de hogar mujeres son especialmente vulnerables, dado que cuentan con un menor número de trabajadores.
Además, los hogares más pobres enfrentan elevados riesgos de perder sus fuentes de ingresos, dado que están sobre representados en algunas actividades muy sensibles a la coyuntura económica, como la construcción y el empleo doméstico.
En tanto, las remesas que los migrantes envían desde el exterior a sus países de origen suelen tener un impacto positivo en la distribución, pues favorecen a hogares de ingreso bajo y medio-bajo y estimulan su consumo e inversión. La proyectada caída de las remesas como consecuencia del enfriamiento de las economías de destino de las migraciones, tendrá un notorio impacto negativo en el bienestar de estos hogares.
Por su parte, el repunte inflacionario experimentado en 2008 también tuvo un impacto distributivo específico, ya que buena parte de él se debió al marcado aumento de los precios de los alimentos, lo que afectó en mayor proporción a los estratos de la población de ingreso más bajo.
Frente a esto, la CEPAL advierte que las políticas públicas no sólo enfrentan el reto de estabilizar el crecimiento con medidas anticíclicas, sino también el de desarrollar instrumentos para proteger a la población más vulnerable de los impactos de la crisis. Por cierto, las posibles acciones a tomar varían entre los países de la región, según sus propias realidades.
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