Por Bernalda Páez
El significado es obvio, es el honor o el permiso para realizar una actividad garantizada por otra persona o gobierno. El privilegio no es un derecho, y en algunos casos puede ser revocado, de forma tan arbitraria como se ha concedido.
Un derecho es inherente, mientras que un privilegio es una concesión. No obstante, en la práctica, el privilegio es permanente y se hereda, mientras que los derechos fueron históricamente conquistados por la lucha de distintos movimientos sociales, ahora bien, cual de los dos eran admitidos en la Cárcel de Najayo, a relación a la muerte del narcotraficante Rolando Florián Feliz.
Esto indica con toda claridad, que a pesar de que en el país hay una democracia de la que todos deberíamos disfrutar por igual, parece ser que algunas autoridades penitenciarias soslayan sus obligaciones de tratar del mismo modo a todos los presos para -increíblemente- conceder ciertos privilegios, y la muestra no hay que verla detenidamente, porque tiene nombre, tiene historia, Rolando Florián Feliz.
Las celdas de mayor lujo las ocupan internos con alto poder adquisitivo y otras son menores, ocupada por un don de los palotes: Lo que si es cierto, que presos como Florián Feliz vivían en una habitación, parecida a la de un hotel con tres estrellas, pero aun así, y quizás contando con lujos que otros presos acariciaban con los ojos, con la mente o con su corazón desnutrido, no podían llamarlo a la obediencia a tiro limpio.
Aunque el momento y la circunstancia permite a un ser humano cometer toda clase de atrocidades, primero, que vaya en contra de la buena costumbre social, política, económica, religioso y hasta material de un grupo o país determinado, no menos, es que nadie tiene derecho a quitarle la vida a nadie, hay muchos métodos, por ejemplo, someter a una persona a la cordura de una manera más humana.
Ahora bien, lo que no entiendo, y quisiera que alguien más pensador que yo me explique, que paso por la cabeza del Capitán, pues él tenia todo a su alrededor, es policía, trabajaba en el recinto y sabia muy bien quien es quien en esa cárcel, y mucho más agraviante, porque no le dio un guantazo en los pies para someterlo a la obediencia, porque tanto tiro, a la verdad que no entiendo, no entiendo que un reos, sea quien sea, tenga tanto privilegio y después de lo quitan dándole muerte.
Yo no soy partidaria de la violencia, y mucho menos del uso diabólico de las drogas, soy parte importante de la sociedad, y la sociedad hay que cuidarla, nuestro país se ha visto envuelto en los más asqueroso secándolo de drogas, pero eso no da derecho como país a cegarle la vida a una persona que ya estaba cumpliendo su condena.
Rolando Florián Feliz no es hombre de dignidad, la perdió al momento de golpear a la sociedad con ese grave mal que es la Drogas, envolviendo a nuestros jóvenes en un mundo de porquería, pero nadie, nadie, tiene derecho a quitarle la vida.
Las autoridades deben poner todo su empeño en este caso, pues, no es un secreto para nadie que altos militares se han visto involucrado en caso de drogas y muertes. Tengo mi corazón destrozado, quizás no por la muerte de Florián Feliz, sino por el dolor que las madres, como yo, sufrimos a diario por nuestros hijos.
Soy partidaria que todos los organismos del Estado deben unirse, porque hay que terminar, radicar, quizás, Las Drogas en el país; que ya no se permita tanto privilegio con presos adinerados en las cárceles de nuestro país, que paguen de igual manera que los demás.
Todos se puede lograr, lo que hay que poner el empeño, y darle mejores condiciones a las cárceles del país, iniciar un sistema cancelario más eficaz, involucrar a los reos en un verdadero sistema educativo dominicano, para que al salir puedan integrarse a trabajos productivos serios e iniciar un cambio radical en su formación.
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