lunes, 6 de diciembre de 2010

Para iniciar la semana con fe: Leer a EFESIOS 6.10, 11


Por la Familia Mondragon

EFESIOS 6.10, 11 Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza. 11Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis hacer frente a las intrigas del diablo;
Doy gracias a Dios en esta mañana por sus palabras, el Espíritu de Dios trabaja en cada creyente, y los usa para darte una palabra precisa en el momento que necesitas. Satanás busca lugares en la vida de los creyentes donde pueda levantar una fortaleza. Sabe el momento preciso en la que el creyente esta pasando por una crisis, una vez que la levanta, sabe que la persona justificará, defenderá y seguirá añadiendo ladrillos a esa fortaleza. El atractivo puede ser tan fuerte que nos hace pensar tener razón, incluso después de haberlo reconocido delante de Dios. Satanás susurra: "No hay problema, no te preocupes tus argumentos son validos” y caemos de nuevo en nuestros razonamientos y nuestra independencia.
Al igual que en la época medieval, cuando los ejércitos peleaban desde fortalezas en las alturas rocosas, un baluarte de pecado es por lo general el terreno para un combate. Podríamos esperar que la lucha fuera básicamente entre Dios y Satanás, pero no es así. Es, más bien, una lucha que se da en nuestro espíritu.
Dejar nuestra mala manera de pensar es difícil. Porque al pisarle los talones a esas emociones te entra el sentimiento de culpa, la vergüenza y la desesperación, que llevan a la persona a pedir ayuda…. Pero Dios no limpiará la maldad hasta que la persona se arrepienta de verdad. El verdadero arrepentimiento significa que el creyente ve la iniquidad del pecado y le da la espalda…. Debemos hacer esto siempre que sea necesario —una vez, cien veces, o todos los días por el resto de nuestras vidas.
Si queremos vernos libres de esas fortalezas, les tengo una buena noticia: el poder del Espíritu Santo es suficiente para impartir poder al creyente para darle la espalda al pecado.
¡Sonríe, Jesús te ama!

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