viernes, 29 de abril de 2011

Leer a Samuel 3: 2-10 nos fortalece


Por la Familia Mondragon
Sección de Opinión

1 SAMUEL 3: 2-10 2 Pero aconteció cierto día, mientras Elí estaba acostado en su aposento 3 y Samuel dormía en el templo donde estaba el arca de Dios, que antes que la lámpara de Dios fuese apagada, 4 Dios llamó a Samuel, y él respondió: -Heme aquí.5 Y corrió a Elí diciendo:-Heme aquí. ¿Para qué me has llamado? Elí respondió: -Yo no te he llamado. Vuelve a acostarte. El se volvió y se acostó, 6 y Dios volvió a llamar:-¡Samuel! Samuel se levantó, fue a Elí y dijo:-Heme aquí. ¿Para qué me has llamado? Elí respondió:-Hijo mío, yo no te he llamado. Vuelve a acostarte.7 Samuel todavía no conocía a Dios, ni la palabra de Dios le había sido aún revelada. 8 Dios llamó por tercera vez a Samuel; y él se levantó, fue a Elí y dijo:-Heme aquí. ¿Para qué me has llamado? Entonces Elí entendió que Dios llamaba al joven. 9 Y Elí dijo a Samuel:-Vé y acuéstate; y sucederá que si te llama, dirás: "Habla, oh Dios, que tu siervo escucha."Samuel se fue y se acostó en su sitio. 10 Entonces vino Dios, se paró y llamó como las otras veces:-¡Samuel, Samuel! Samuel respondió:-Habla, que tu siervo escucha.Los cristianos estudian las Sagradas Escrituras no solo individual sino también colectivamente para saber más de Dios y sus caminos. Pero detrás de este sencillo concepto hay un gran desafío. Reunir conocimiento bíblico con propósito significa proponernos de corazón obedecer lo que escuchamos (Salmos 119.33 Enséñame, oh Jehovah, el camino de tus leyes, y lo guardaré hasta el fin). Y hacerlo con expectación significa que creemos que el Señor nos hablará específicamente (Salmos 25.4 Muéstrame, oh Jehovah, tus caminos; enséñame tus sendas). Los sermones, las clases de la escuela dominical, y los tiempos de recogimiento privados, son cosas que debemos esperar con interés. Dios usa todo esto para edificarnos, fortalecernos y consolarnos; escuchar al Señor realmente vale la pena. Y la obediencia es la única respuesta adecuada a esta clase de atención personal.
Acercarnos devotamente a la lectura de la Biblia prepara nuestros corazones para escuchar bien, e introduce una actitud de propósito y deseo vehemente. El pasaje de hoy nos cuenta la historia del primer encuentro del joven Samuel con Dios. El sacerdote Elí le da al muchacho un valioso consejo: que cuando el Señor le llame, diga: "Habla, Jehová, porque tu siervo oye" (v. 9). Diga en oración estas sencillas palabras con convicción antes de abrir su Biblia, y escuchará a Dios más claramente.
Si quiere ver cómo trabaja Dios en su vida, venga a la Biblia con una actitud devota, expectante y llena de propósito. El enlutado será consolado. El cansado tendrá fuerzas. Quienes admitan su pecado se arrepentirán y conocerán la paz. Todos sentirán gozo. Reconozca el regalo tan grande que es la Palabra de Dios
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