Redacción Central
El patricio nació en Santo Domingo el 25 de febrero de 1816. Era hijo de de Antonio Mella Álvarez y Francisca Castillo.
Falleció el 4 de junio de 1864 a los 48 años, luego de que enfermara de disentería, cuando se desempeñaba como vicepresidente del país. Murió en pleno Grito de Capotillo.
Sus restos descansan en el Altar de la Patria junto a los demás héroes de la Independencia, Juan Pablo Duarte y Francisco del Rosario Sánchez.
Mella y Sánchez fueron dos de los tres que iniciaron la independencia de la República y proclamaron a Juan Pablo Duarte como presidente de la Junta Central Gubernativa.
Mella fue uno de los “discípulos” del movimiento Sociedad Secreta La Trinitaria, gestor de la Independencia Nacional.
Fue quien proclamó, la noche del 27 de febrero de 1844, la consigna: “No hay tiempo de retroceder, habremos de ser libres o morir… ¡Viva la República Dominicana!”.
Para hoy se han programado pocos actos para recordar a Mella, entre estas actividades están una ofrenda floral frente a la explanada de la rectoría de la UASD, y una misa en la parroquia del Ministerio de las Fuerzas Armadas.
Mella encabezó con éxito las negociaciones con el grupo de haitianos que rechazaban al entonces gobernante de la isla, Jean Pierre Boyer. Ese pacto se denominó la Reforma que lideraba Charles Hèrard, con quienes logró que se firmara, el 16 de enero de 1844, el “acta de separación”.
En ese acuerdo se proclamó la necesidad de separarse de la opresión haitiana y con lo que se hizo oficial la unión de liberales y conservadores.
El prócer dominicano, de ideas claras y sentir patriótico luchó al lado del presidente Pedro Santana en las batallas posteriores a la Independencia, pero los ideales anexionistas de Santana, lo convirtieron en acérrimo enemigo de la anexión a España en 1861.
Mella vivió en extrema pobreza en una pequeña casa próximo a la fortaleza San Luis, en Santiago, y fue sepultado envuelto con la bandera nacional por petición suya.
Su “seriedad, carácter responsable y su valor personal” le brindó confianza a Juan Pablo Duarte para llegar a las encomiendas que Nepomuceno Ravelo no pudo cumplir, que fue trasladarse a la villa haitiana de Los Cayos de San Luis, al Sur de la isla, para hacer contactos con los revolucionarios reformistas adversarios de Boyer.
A los 19 años de edad, se desempeñó como encargado de “Preposé” o común de San Cristóbal, y en su negocio de madera se destacó como hombre “hábil” con el sable y la espada.
Mella logró entrar en contacto con el líder de la oposición haitiana Charles Hérard y lideraba a su vez el movimiento, sin embargo, Hérard lo encarceló luego que derrocaran a Boyer.
Durante su encarcelamiento, estalló una rebelión contra Hérard, lo que permitió que Mella junto a sus seguidores se marcharan a Santo Domingo.