Un militar ucraniano perdió la vida en Simferopol
en un intento de asalto contra su unidad
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MOSCU.- La situación era sumamente tensa este miércoles entre Moscú y Occidente tras la anexión de Crimea a Rusia en vísperas de la cumbre europea que puede decidir nuevas sanciones.
El presidente ruso, Vladimir Putin, firmó el martes el tratado que incorpora Crimea a Rusia. Tanto las autoridades ucranianas como la mayoría de los líderes occidentales han condenado con firmeza dicho tratado.
Un militar ucraniano perdió la vida en Simferopol en un intento de asalto contra su unidad, que había recibido la orden, como el resto de las unidades ucranianas de Crimea, de acatar la nueva tutela rusa o marcharse.
Kiev reaccionó autorizando oficialmente a los soldados que siguen en la península de Crimea a usar sus armas en defensa propia.
La anexión de Crimea a Rusia, acordada con los nuevos dirigentes prorrusos de la península, entró en vigor el martes, pese a que el parlamento ruso todavía debe aprobar una ley en este sentido, lo que se considera un mero trámite.
El presidente ucraniano, Olexandre Turchinov, acusó a Putin de seguir el ejemplo de la Alemania nazi, que anexionó territorios antes del inicio de la II Guerra Mundial, y el ministro de Justicia Pavlo Petrenko aseguró que Ucrania se reserva el derecho a “nacionalizar” bienes rusos en Crimea.
“Fase militar”
Para el primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, el conflicto ha “pasado de una fase política a una fase militar”.
Por su parte, el presidente estadounidense, Barack Obama, invitó a los dirigentes del G7 y a la Unión Europea a que se reúnan la semana próxima en La Haya, al margen de la cumbre sobre seguridad nuclear, para hablar de la situación en Ucrania, mientras que el jefe de la diplomacia, John Kerry, advirtió que una eventual incursión de Rusia en el este de Ucrania sería un acto “escandaloso”.
El vicepresidente estadounidense, Joe Biden, prosigue por su parte este miércoles su gira por Polonia y los países bálticos para tranquilizar a estos países aliados preocupados por la agresividad de Moscú.
“La anexión de Crimea es ilegal e ilegítima y los aliados de la OTAN no la reconocerán”, zanjó por su parte el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, mientras el ministro de Relaciones Exteriores británico, William Hague, anunció la suspensión de la cooperación militar con Moscú y aseguró que es muy probable que Rusia sea expulsada del G8.
La canciller alemana, Angela Merkel, aseguró que el tratado firmado por Rusia y Crimea es “contrario al derecho internacional”, aunque se mostró favorable a proseguir el diálogo con Rusia.
El presidente francés, François Hollande, exigió una “respuesta europea fuerte y coordinada” en la cumbre europea del 20 y 21 de marzo.
Para el presidente en ejercicio de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), Didier Burkhalter, la anexión de Crimea también va contra “el derecho internacional”.
En un discurso muy patriótico y antioccidental, Putin dijo el martes en el Parlamento que Rusia no quiere una escisión de Ucrania. “No lo necesitamos”, sostuvo.
Crimea, que pertenecía a Rusia en tiempos de la Unión Soviética, fue un regalo del entonces presidente Nikita Jruschov a Ucrania en 1954.
El jefe del Estado ruso también arremetió contra los occidentales que han adoptado sanciones contra Moscú, al considerar que han “traspasado la línea roja” y se han comportado de “manera irresponsable” en la crisis ucraniana. Más bien simbólicas, las sanciones anunciadas el lunes afectan a un número limitado de responsables rusos y ucranianos.
En la lista de la Casa Blanca hay once personas -entre ellas el presidente depuesto de Ucrania Viktor Yanukovich, un asesor y dos dirigentes separatistas de Crimea, mientras que los ministros de Relaciones Exteriores europeos decidieron sancionar con restricciones de visas o congelamiento de haberes a 21 responsables ucranianos y rusos.
No obstante, las sanciones son inéditas en la historia de las relaciones entre la UE y Rusia desde el derrumbe de la Unión Soviética en 1991.
E “inaceptables”, según el jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, que advirtió que tendrán consecuencias.
Los occidentales, que han excluido la opción militar, esperan el impacto del aislamiento internacional creciente de Rusia.
Estados Unidos y la Unión Europea, que figuran entre los principales socios de Moscú, se reservan la posibilidad de imponer sanciones económicas y comerciales.
Poco parece importarle a Putin, que ha salido reforzado con el referéndum del domingo en Crimea y goza de la mayor cota de popularidad desde la elección presidencial de mayo de 2012.
Asimismo, Bruselas tiene previsto anunciar este miércoles los detalles de su plan de ayuda de 1.000 millones de euros a Kiev.
El presidente ruso, Vladimir Putin, firmó el martes el tratado que incorpora Crimea a Rusia. Tanto las autoridades ucranianas como la mayoría de los líderes occidentales han condenado con firmeza dicho tratado.
Un militar ucraniano perdió la vida en Simferopol en un intento de asalto contra su unidad, que había recibido la orden, como el resto de las unidades ucranianas de Crimea, de acatar la nueva tutela rusa o marcharse.
Kiev reaccionó autorizando oficialmente a los soldados que siguen en la península de Crimea a usar sus armas en defensa propia.
La anexión de Crimea a Rusia, acordada con los nuevos dirigentes prorrusos de la península, entró en vigor el martes, pese a que el parlamento ruso todavía debe aprobar una ley en este sentido, lo que se considera un mero trámite.
El presidente ucraniano, Olexandre Turchinov, acusó a Putin de seguir el ejemplo de la Alemania nazi, que anexionó territorios antes del inicio de la II Guerra Mundial, y el ministro de Justicia Pavlo Petrenko aseguró que Ucrania se reserva el derecho a “nacionalizar” bienes rusos en Crimea.
“Fase militar”
Para el primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, el conflicto ha “pasado de una fase política a una fase militar”.
Por su parte, el presidente estadounidense, Barack Obama, invitó a los dirigentes del G7 y a la Unión Europea a que se reúnan la semana próxima en La Haya, al margen de la cumbre sobre seguridad nuclear, para hablar de la situación en Ucrania, mientras que el jefe de la diplomacia, John Kerry, advirtió que una eventual incursión de Rusia en el este de Ucrania sería un acto “escandaloso”.
El vicepresidente estadounidense, Joe Biden, prosigue por su parte este miércoles su gira por Polonia y los países bálticos para tranquilizar a estos países aliados preocupados por la agresividad de Moscú.
“La anexión de Crimea es ilegal e ilegítima y los aliados de la OTAN no la reconocerán”, zanjó por su parte el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, mientras el ministro de Relaciones Exteriores británico, William Hague, anunció la suspensión de la cooperación militar con Moscú y aseguró que es muy probable que Rusia sea expulsada del G8.
La canciller alemana, Angela Merkel, aseguró que el tratado firmado por Rusia y Crimea es “contrario al derecho internacional”, aunque se mostró favorable a proseguir el diálogo con Rusia.
El presidente francés, François Hollande, exigió una “respuesta europea fuerte y coordinada” en la cumbre europea del 20 y 21 de marzo.
Para el presidente en ejercicio de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), Didier Burkhalter, la anexión de Crimea también va contra “el derecho internacional”.
En un discurso muy patriótico y antioccidental, Putin dijo el martes en el Parlamento que Rusia no quiere una escisión de Ucrania. “No lo necesitamos”, sostuvo.
Crimea, que pertenecía a Rusia en tiempos de la Unión Soviética, fue un regalo del entonces presidente Nikita Jruschov a Ucrania en 1954.
El jefe del Estado ruso también arremetió contra los occidentales que han adoptado sanciones contra Moscú, al considerar que han “traspasado la línea roja” y se han comportado de “manera irresponsable” en la crisis ucraniana. Más bien simbólicas, las sanciones anunciadas el lunes afectan a un número limitado de responsables rusos y ucranianos.
En la lista de la Casa Blanca hay once personas -entre ellas el presidente depuesto de Ucrania Viktor Yanukovich, un asesor y dos dirigentes separatistas de Crimea, mientras que los ministros de Relaciones Exteriores europeos decidieron sancionar con restricciones de visas o congelamiento de haberes a 21 responsables ucranianos y rusos.
No obstante, las sanciones son inéditas en la historia de las relaciones entre la UE y Rusia desde el derrumbe de la Unión Soviética en 1991.
E “inaceptables”, según el jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, que advirtió que tendrán consecuencias.
Los occidentales, que han excluido la opción militar, esperan el impacto del aislamiento internacional creciente de Rusia.
Estados Unidos y la Unión Europea, que figuran entre los principales socios de Moscú, se reservan la posibilidad de imponer sanciones económicas y comerciales.
Poco parece importarle a Putin, que ha salido reforzado con el referéndum del domingo en Crimea y goza de la mayor cota de popularidad desde la elección presidencial de mayo de 2012.
Asimismo, Bruselas tiene previsto anunciar este miércoles los detalles de su plan de ayuda de 1.000 millones de euros a Kiev.