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MUNDO.- Mercurio tiene actualmente un radio siete kilómetros menor que cuando se solidificó hace unos 4.000 millones de años, según un nuevo estudio.
El planeta, el más cercano al Sol, se encogió al enfriarse, en un proceso que dejó múltiples crestas y “arrugas” en su corteza.
Los científicos ya habían constatado este fenómeno basándose en imágenes captadas por la sonda Mariner en la década del 70. Pero Mariner 10 sólo recogió datos del 45% de la superficie de Mercurio en sus dos travesías cercanas al planeta en 1974 y 1975.
Las nuevas imágenes obtenidas por el satélite Messenger permitieron ahora a los investigadores estimar la reducción del tamaño de Mercurio con mayor precisión.
Las imágenes del Messenger, que fue lanzado por la NASA en 2004 y ya ha completado cerca de 2.900 órbitas en torno a Mercurio, permitieron determinar que la contracción de la superficie del planeta fue mucho mayor de lo que se pensaba.
“Con Messenger hemos obtenido ahora imágenes de la totalidad del planeta en alta resolución, y especialmente a diferentes ángulos del Sol, por lo que podemos ver características que el Mariner 10 no había revelado”, dijo Steven A. Hauck, profesor de ciencias planetarias en la Universidad Case Western Reserve, en Ohio, y coautor del nuevo estudio publicado en la revista Nature Geoscience.
Acantilados y crestas
Las primeras imágenes obtenidas por Mariner 10 mostraron crestas en sitios de rocas elevadas durante el proceso de contracción.
Estos peñascos, usualmente de cientos de km de longitud, separan terrenos que pueden diferir en altura en miles de metros.
En base a estos primeros registros, los científicos habían calculado una reducción del radio de Mercurio de entre uno y tres km a lo largo de su historia. Pero esas estimaciones contradecían las predicciones de modelos matemáticos, según los cuales el planeta debía haberse contraído mucho más al enfriarse a lo largo de 4.000 millones de años.
Messenger permitió resolver el dilema. Desde que entró en órbita en 2011, el satélite ha fotografiado el 100% de Mercurio, permitiendo un estudio detallado de acantilados y crestas que marcan la superficie del planeta y los nuevos cálculos son compatibles con las predicciones de los modelos.
Las imágenes del Messenger revelan un paisaje marcado por crestas y precipicios.
Corazón metálico
El centro de hierro de Mercurio ocupa gran parte de la masa del planeta.
Mercurio es muy diferente de la Tierra. Mientras que nuestro planeta tiene bajo la corteza un manto de gran profundidad antes de llegar al núcleo metálico, Mercurio tiene un centro de hierro que ocupa gran parte de su volumen. Se estima que ese centro tiene unos 4.000 km de diámetro y está cubierto sólo por una capa fina de roca que podría no sobrepasar los 420 km.
En la edad temprana de Mercurio su corazón habría sido líquido. Posteriormente, al enfriarse y solidificarse, ese centro habría perdido volumen, “arrugando” y contrayendo su fina cobertura de roca.Europa y Japón planean una misión conjunta a Mercurio para dar seguimiento a las observaciones del Messenger.
Está previsto que el proyecto, denominado BepiColombo, sea lanzado en 2015.
Los científicos ya habían constatado este fenómeno basándose en imágenes captadas por la sonda Mariner en la década del 70. Pero Mariner 10 sólo recogió datos del 45% de la superficie de Mercurio en sus dos travesías cercanas al planeta en 1974 y 1975.
Las nuevas imágenes obtenidas por el satélite Messenger permitieron ahora a los investigadores estimar la reducción del tamaño de Mercurio con mayor precisión.
Las imágenes del Messenger, que fue lanzado por la NASA en 2004 y ya ha completado cerca de 2.900 órbitas en torno a Mercurio, permitieron determinar que la contracción de la superficie del planeta fue mucho mayor de lo que se pensaba.
“Con Messenger hemos obtenido ahora imágenes de la totalidad del planeta en alta resolución, y especialmente a diferentes ángulos del Sol, por lo que podemos ver características que el Mariner 10 no había revelado”, dijo Steven A. Hauck, profesor de ciencias planetarias en la Universidad Case Western Reserve, en Ohio, y coautor del nuevo estudio publicado en la revista Nature Geoscience.
Acantilados y crestas
Las primeras imágenes obtenidas por Mariner 10 mostraron crestas en sitios de rocas elevadas durante el proceso de contracción.
Estos peñascos, usualmente de cientos de km de longitud, separan terrenos que pueden diferir en altura en miles de metros.
En base a estos primeros registros, los científicos habían calculado una reducción del radio de Mercurio de entre uno y tres km a lo largo de su historia. Pero esas estimaciones contradecían las predicciones de modelos matemáticos, según los cuales el planeta debía haberse contraído mucho más al enfriarse a lo largo de 4.000 millones de años.
Messenger permitió resolver el dilema. Desde que entró en órbita en 2011, el satélite ha fotografiado el 100% de Mercurio, permitiendo un estudio detallado de acantilados y crestas que marcan la superficie del planeta y los nuevos cálculos son compatibles con las predicciones de los modelos.
Las imágenes del Messenger revelan un paisaje marcado por crestas y precipicios.
Corazón metálico
El centro de hierro de Mercurio ocupa gran parte de la masa del planeta.
Mercurio es muy diferente de la Tierra. Mientras que nuestro planeta tiene bajo la corteza un manto de gran profundidad antes de llegar al núcleo metálico, Mercurio tiene un centro de hierro que ocupa gran parte de su volumen. Se estima que ese centro tiene unos 4.000 km de diámetro y está cubierto sólo por una capa fina de roca que podría no sobrepasar los 420 km.
En la edad temprana de Mercurio su corazón habría sido líquido. Posteriormente, al enfriarse y solidificarse, ese centro habría perdido volumen, “arrugando” y contrayendo su fina cobertura de roca.Europa y Japón planean una misión conjunta a Mercurio para dar seguimiento a las observaciones del Messenger.
Está previsto que el proyecto, denominado BepiColombo, sea lanzado en 2015.