Opinión
Que el pueblo dominicano ha dado un salto de gigante hacia
el desarrollo con la administración de los gobiernos peledeístas, es un hecho
demostrable. También es cierto que en el ámbito económico y social aún quedan
muchas metas por alcanzar. Y para ello, nuestro gobierno esta sentando las bases
que podrán en un futuro inmediato, cambiar en 360 grados el rostro de nuestro
aparato productivo, la gente lo percibe y así lo reconoce.
Nuestra historia republicana señala que por primera vez, en
estas circunstancias el pueblo dominicano esta desafiando a la clase política
en términos referentes a sus derechos constitucionales.
Anteriormente sucedía todo lo contrario, las reformas a
nuestra Carta Magna se agenciaban unilateralmente desde la clase política, cuyo
único fin era complacer caprichos y pretensiones descaradas a gobernantes
turnos.
Con total independencia de lo que pueda pasar en el conclave
peledeístas que se celebramos en el día de hoy, nuestro pueblo necesita y
quiere una Constitución que le permita expresar plenamente sus derechos democráticos,
y que al mismo tiempo le faculte a imponer su SOBERANIA, específicamente en la materia
concerniente a la elección presidencial.
Para satisfacer a todos los sectores sociales que conforman
nuestra sociedad, la nación dominicana lo esta pidiendo a gritos. No es honesto
confundir a la gente haciéndole creer que nuestra constitución es un
instrumento de extrema rigidez, hoy día es un proyecto realizable que amerita
de una urgente corrección para adaptarla a los requerimientos del pueblo
soberano.
Muchos ciudadanos y ciudadanas consideran que existen
evidentes incongruencias en los artículos 2 y 124 de nuestra Ley Suprema.
Entienden que por ser una herramienta de solemne valor jurídico no debe albergar
omisiones de términos claves para su comprensión.
Cada uno de sus artículos debe comunicar absoluta y concisamente
las normativas que establece para que así se eviten deducciones y especulaciones
erróneas.
Según nuestras apreciaciones, nuestra Carta Magna registra importantes
omisiones que a continuación subrayamos, las cuales deben subsanarse a la mayor
brevedad.
El articulo “2”
en un futuro debería decir: “La soberanía nacional reside exclusivamente en el
pueblo, de quien emanan todos los poderes del Estado, los cuales ejerce por
medio de sus representantes o en forma directa, en los términos que establecen
esta Constitución y las leyes”.
Mientras que el articulo 124 debería materializar dicha
soberanía declarando: “El poder ejecutivo se ejerce por el o la Presidente de
la República, quien será elegido cada cuatro años por el voto directo de los
ciudadanos, y únicamente podrá ser electo para el periodo constitucional
siguiente”.
El Partido de la Liberación Dominicana tiene en esta
coyuntura política, el compromiso moral e histórico de entregar al pueblo
dominicano un Constitución justa, duradera
y verdaderamente representativa.