MEXICO.- Una investigación preliminar de las muertes
de ocho civiles en un supuesto enfrentamiento con policías federales el 6 de
enero en Apatzingán, Michoacán, muestra que las autoridades dieron explicaciones
que contradicen la versión oficial de un fuego amigo o una confrontación.
Una ficha inédita de la averiguación previa de la
Procuraduría General de la República (PGR), obtenida por Univisión Investiga,
presenta nuevas evidencias de que las víctimas pudieron ser abatidas por los
cuerpos de seguridad del gobierno mientras huían de la escena o ya estaban en
el suelo.
La investigación sobre la muerte de los civiles fue
iniciada al día siguiente de los hechos.

Las actuaciones de la autoridad se concentraron en
desmentir versiones periodísticas sobre el caso, que han apuntado a que los
civiles fueron ejecutados por los policías mientras estaban armados solo con
piedras y palos.
Las víctimas, de espaldas y acostados
Parte del cuestionamiento alrededor de la versión del
enfrentamiento surge del reporte de la necropsia de uno de los seis hombres y
dos mujeres que fallecieron esa mañana. Él presentó 20 heridas por arma de alto
poder y los otros promediaron siete lesiones cada uno.
El hombre de 25 años identificado por la PGR como
Miguel Ángel Madrigal Marmolejo y/o Guillermo Gallegos Madrigal, tenía 20
heridas, la mayoría en el lado derecho de su cuerpo. En la fotografía que le
fue tomada ese día, aparece precisamente acostado sobre ese lado.
Elzaurdia explica que esto sucede porque “ya en
esa posición fue agredido. No es tan normal que en un enfrentamiento como tal,
dos personas disparándose, una persona reciba tantos disparos, esto más bien me
habla que esta persona estaba recibiendo disparos sin repeler agresión
alguna’’.
Las pruebas están contenidas en una "ficha de
seguimiento de asunto relevante" de la PGR, fechada el 28 de abril. Una
copia de este documento se remitió a la oficina de la titular de esa
institución, Arely Gómez, según confió a Univision una fuente interna con
acceso al documento.

Otros de los fallecidos presentaron disparos en la
espalda, la parte posterior de la cabeza y los glúteos. El perito considera que
las víctimas “no estaban de frente” a que les disparan “sino que estaban de
espaldas”.

Pruebas no concluyentes
En la averiguación previa no hay indicios de que las
autoridades hayan realizado pruebas periciales encaminadas a probar la versión
que descarta el enfrentamiento y plantea una posible masacre.
El perito en criminalística consultado por Univision
Investiga considera que “hay una disociación de las armas que se encuentran con
el tipo de casquillos que se encuentran. No coinciden, y tampoco coinciden el
número de armas con el número de participantes en el hecho, hay muchas cosas
que están muy vagas en los documentos oficiales”.
Así se aprecia en los números que consigna el
documento, los cuales no cuadran: participaron 43 policías federales, de los
cuales 28 declararon haber disparado. A todos se les hizo pruebas de pólvora y
solo 12 dieron positivo.
Los números de los policías que participaron y las
armas disparadas no cuadran.
Cuatro armas de los civiles y 20 fusiles de alto poder
de los policías federales fueron disparados, pero en la escena solo hallaron 15
casquillos, cuyos modelos no coinciden con las armas encontradas. En el
documento, no aparecen otras pruebas periciales que aclaren ninguna de las
divergencias.
También hay dudas respecto a otras pruebas. A los
federales les analizaron para comprobar si tenían restos de pólvora el 8 de
enero, más de dos días después de los hechos.
Elzaurdia explicó que una prueba de pólvora, en un ser
humano vivo, no tiene valor después de ocho horas. Añadió que “no es una prueba
confirmativa de que hayan disparado. Es más, es una prueba que se puede amañar,
tan solo con frotar la mano con una superficie, una tela, un pantalón, se puede
borrar el indicio”.
Todas las víctimas dieron positivo a restos de pólvora
en su manos, pero ninguno en su ropa. El perito considera que si verdaderamente
la persona disparó “sí tendría que salir positiva esa prueba de Walker en sus
ropas”. Con esta evidencia, el especialista no descarta que también esa prueba
en los fallecidos haya estado falseada.
Los dos sobrevivientes del caso fueron entrevistados
por las autoridades en un hospital local. Dijeron que no habían disparado, que
solo llevaban palos y que los policías los habían atacado. Ellos resultaron
negativos en sus pruebas de pólvora.
Los jóvenes que sobrevivieron no tenían restos pólvora
que indicaran que habían disparado y declararon que los civiles no llevaban
armas.
“Algunas de las víctimas están siendo perseguidas,
ellas hablan de elementos policiacos estatales y de la policía federal, y
hablan también de casos de detención, tortura y encarcelamiento de algunos de
los familiares de las víctimas”, contó a Univisión la periodista Laura
Castellano, quien más ha seguido el caso.
En abril, Univisión publicó un reportaje de
Castellanos que ya arrojaba dudas sobre la versión del enfrentamiento, basado
en decenas de testimonios de sobrevivientes y testigos. Varias de las
diligencias de la investigación de la PGR después de la publicación estuvieron
encaminadas a desmentir fragmentos de este trabajo periodístico.
Con el análisis conjunto de la investigación, el
especialista consideró que “sería adecuado hablar de que hay ciertas cifras y
ciertos datos que no nos coinciden, que no son claros y habría que pedirle
algún resultado más concreto y más apegado a la realidad a nuestras
autoridades. Esos datos que se tienen hasta este momento no hablan de un
enfrentamiento sino más bien de una ejecución”.