CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Francisco proclamó
hoy en una ceremonia multitudinaria a dos nuevos santos latinoamericanos: el
mexicano José Sánchez del Río, asesinado a los 14 años durante la revuelta
contra los cristeros, y el argentino José Gabriel del Rosario Brochero, conocido
como el "cura Gaucho.
Con la ceremonia de
hoy en la Plaza de San Pedro, ante 80.000 personas, según informó el Vaticano,
el "niño cristero" y el cura "Gaucho" pasan al santoral
latinoamericano, aunque ya eran como beatos muy venerados en su país de origen.
Durante la ceremonia de hoy
también se proclamaron otros cinco santos: el obispo español Manuel González
García; dos sacerdotes italianos, Lodovico Pavoni y Alfonso Maria Fusco, y dos
religiosos franceses, Salomone Leclercq y Elisabetta Catez.
Bajo los grandes tapices con
la imagen de los siete santos colocados en la fachada de San Pedro, Francisco
utilizó como es habitual la formula en latín para proclamar la santidad y pedir
que fuesen inscritos en los libros de los santos de la Iglesia.
En el caso del joven
mexicano el relicario contenía un fragmento de la clavícula y fueron llevadas
por un chico de Sahuayo de 15 años, Jesús Eduardo Gálvez, y por Mauricio Kuri,
el actor que interpretó a Joselito en la película "La Cristiada".
Mientras que a la entrega de
las ofrendas participó junto con su madre y abuela Xímena Guadalupe Magallon
Gálvez, la niña que se curó por intercesión de Joselito y que fue considerado
el segundo milagro para poder ser canonizado.
El relicario del cura
Brochero - fragmentos del hueso del dedo de una mano - fue llevado al altar por
Martina Vertaggia, la abuela de Camila, la niña que sufrió una paliza que la
dejó en coma y cuya curación fue elegida como el segundo milagro para la
canonización del "cura Gaucho".
Después en las ofrendas
participó Nicolás Flores, quien se recuperó de un accidente de tráfico sufrido
cuando tenía solo once meses, que le dejó en estado vegetativo, y que fue el
milagro elegido para que pudiera ser beato el cura Gaucho.
El papa abrazó e intercambió
algunas palabras con el niño argentino.
En esta ocasión, al ser un
importante número de santos, Francisco no dedicó palabras a cada uno de ellos,
sino que se limitó a destacar en su homilía que "ellos han alcanzado la
meta, han adquirido un corazón generoso y fiel, gracias a la oración: han orado
con todas las fuerzas, han luchado y han vencido".
Y destacó que "estos
siete testigos que hoy han sido canonizados, han combatido con la oración la
buena batalla de la fe y del amor".
Al concluir la misa,
Francisco saludó a las delegaciones procedentes de Italia, España, Francia,
México y Argentina y deseó que "el ejemplo e intercesión de estos testigos
sirva de apoyo al empeño de todos en sus respectivos ámbitos de trabajo y de
servicio para el bien de la Iglesia y de la comunidad civil".
La ceremonia concluyó con el
coro que cantaba la canción de "la Guadalupana", dedicada a la virgen
de Guadalupe, patrona de México, y que aprecia mucho el papa Francisco.
En representación de los
países de los nuevos siete santos se enviaron a importantes delegaciones, entre
las que destacaba la presencia del presidente argentino, Maurico Macri, y
ministros de Italia, España y Francia.
La delegación argentina,
compuesta por seis personas, estaba encabezada por Macri y su esposa Juliana
Awada y la canciller, Susana Malcorra.
También se pudieron ver en
la plaza de San Pedro a miles de argentinos, sobre todo procedentes de Córdoba,
donde realizó su actividad por la sierra y a lomos de una mula el "cura
Gaucho".
Desde México llegó el
director general para los Asuntos Religiosos, Roberto Herrera Mena.
Tras la ceremonia, el papa
saludó a las personas que encabezan las delegaciones nacionales.