sábado, 5 de noviembre de 2016

Fingió su muerte y se encerró todo el día en un ataúd para ver cómo será el día que muera

Redacción Central
Fuente. Quivo


Esta mujer tenía el sueño de saber como sería su ceremonia fúnebre el día que falleciera. Sus familiares y amigos se vistieron de negro y la lloraron. El funeral se llevó a cabo durante la celebración del día de la muerte en Brasil

MUNDO.- Vera Lucía Da Silva tenía desde hace muchos años el sueño de vivir su funeral mientras aún estuviera con vida. La mujer de 44 años de edad, logró llevar a cabo su extraño deseo de acostarse en un cofre todo un día mientras sus familiares y amigos pretendieron que ella estaba muerta. 
Da Silva asegura que este fue el mejor día de su vida. La extraordinaria ceremonia, que se realizó durante el día de los muertos en Brasil, tomó lugar en una casa funeral. Aunque sus amigos y familiares estaba en contra de la idea, todos se vistieron de negro y fueron a visitarla a lo largo del día. 
El dueño de la casa funeral donó el cofre y el espacio como muestra de buena voluntad ante el deseo de la mujer. En un video se puede ver cómo maquillan a Da Silva para su funeral y se le ve bastante alegre. 
La mujer se acostó dentro del cofre todo el día. Abría y cerraba los ojos y en algunas ocasiones asustaba a algunos de sus amigos que se acercaban para verla. La mujer, quien no tiene hijos, explicó que era un sueño que pensó que nunca podría hacer realidad 
La ceremonia comenzó a las 9:00 a.m. y finalizó a las 6:00 p.m., Da Silva no pudo oculyar su fascinación. También dijo que le encantaban los funerales y que siempre intentaba ir a todos los que pudiera.
La ceremonia comenzó a las 9:00 a.m. y finalizó a las 6:00 p.m., Da Silva no pudo oculyar su fascinación. También dijo que le encantaban los funerales y que siempre intentaba ir a todos los que pudiera. 

Finalmente cerró su gran día pidiendo que la cubrieran con un velo y la cargaran dentro del cajón por algunos minutos. Para algunas personas el momento fue tan fuerte que no aguantaron las lágrimas. Pero para Da Silva, sin duda alguna, este fue el mejor día de su vida.