Fuente. Univsion
EE.UU.- El presidente aprovechó su primer mitin político
para defender su primer mes en el cargo, atacar a sus oponentes e
intentar hacer contrapeso a las masivas manifestaciones contra políticas
de su gobierno.
Seguidores hispanos de Trump aplauden las acciones tomadas en un mes de gobierno
/Univision
MELBOURNE, Florida. Fue como si la campaña presidencial 2016 no hubiera acabado: las mismas colas interminables de seguidores de
Donald Trump ataviados con gorras rojas, el mismo
playlist ecléctico
con
los Rolling Stones, Pavarotti (y alguna nueva adición como el
My Way de Sinatra), y la misma atmósfera combativa de parte del orador principal y los miles de asistentes.
La próxima elección presidencial está a casi cuatro años vista pero Trump dio este sábado por la tarde un mitin ante varios miles de simpatizantes en un hangar del aeropuerto Orlando-Melbourne, en Florida.
A los periodistas que le acompañaban en el avión presidencial les explicó el motivo por el que convocó un mitin a estas alturas: "La vida es una campaña. Hacer nuestro país grandioso de nuevo es una campaña".
Ya no está compitiendo contra Hillary Clinton pero su lista de supuestos enemigos es larga y contra ellos arremetió en su evento: la prensa, los demócratas, los jueces y la élite global, entre otros.
La próxima elección presidencial está a casi cuatro años vista pero Trump dio este sábado por la tarde un mitin ante varios miles de simpatizantes en un hangar del aeropuerto Orlando-Melbourne, en Florida.
A los periodistas que le acompañaban en el avión presidencial les explicó el motivo por el que convocó un mitin a estas alturas: "La vida es una campaña. Hacer nuestro país grandioso de nuevo es una campaña".
Ya no está compitiendo contra Hillary Clinton pero su lista de supuestos enemigos es larga y contra ellos arremetió en su evento: la prensa, los demócratas, los jueces y la élite global, entre otros.
Ataques contra la prensa, Obamacare y el muro fronterizo: los temas que marcaron el evento de Trump en Florida
/Univision
"Quiero estar en la misma sala que los patriotas trabajadores estadounidenses", dijo Trump sobre el podio en Melbourne, dando más motivos sobre su visita. "Estoy aquí porque quiero estar entre mis amigos y entre el pueblo".
Procedía de su cercana mansión de Mar-a-Lago y se bajó de la escalerilla con la primera dama Melania mientras sonaba su himno patriótico preferido "God Bless the USA". Mientras el avión estacionaba retumbaba en los altavoces la canción de la película de 1997 "Air Force One", en la que unos terroristas rusos secuestran al presidente, interpretado por Harrison Ford. O Trump ignora las bromas a las que se expone por ello o le da igual.
Melania, que apenas se deja ver, pronunció unas breves líneas introductorias. Luego Trump dio un discurso que en tono y contenido varió poco con los de campaña.
Describió el supuesto desastre de país que dice haber heredado y enumeró los logros que supuestamente ha conseguido (salir del tratado TPP, aprobar el oleoducto Keystone, la orden de construir el muro...). También censuró a los demócratas por su "obstrucción" en el Congreso y a los jueces por paralizar su veto de viaje a siete países musulmanes.
Sobre esta polémica orden ejecutiva de inmigración se quejó de que los jueces le nieguen el poder para decidir quién puede entrar en EEUU: "Así que básicamente (la orden) dice que el presidente tiene el derecho para mantener a la gente fuera si siente que van contra el interés de nuestro país. ¿Verdad? Increíble. Increíble". Añadió que en cuestión de dos días habría una nueva orden en la misma línea de la abortada por la Justicia.
Fue el mismo Trump que deslumbraba y hacía reír a sus seguidores durante la campaña presidencial. Improvisó invitando al escenario a Gene Huber que había hecho fila durante 13 horas. Dijo que lo reconoció después de haberle visto en televisión, entrevistado por varios medios de comunicación, entre ellos Univision, mientras esperaba en fila.
"Solo me preocupa que me vaya a dar un beso", bromeó mientras Huber, que parecía el hombre más feliz de EEUU, se acercaba a él para abrazarle.
Es probable que Trump organice más mítines gigantescos como éste próximamente. Para empezar porque es una fórmula probada que le funcionó en su campaña sui generis, que dio poco peso a la publicidad, el groundgame (trabajo de voluntarios de campo), los estrategas experimentados o la preparación para los debates.
Los eventos multitudinarios en estadios y aeropuertos fueron clave para su éxito contra Clinton porque a sus votantes les importaba sentirse parte del “movimiento histórico” que él pregonaba y porque cuando Trump aparecía en lugares remotos olvidados por otros candidatos sentían que se preocupaba de ellos.
En Melbourne, Trump recordó esta idea: "Ustedes son parte de este movimiento del que han escrito todas las revistas de todo el mundo, un movimiento que está arrasando en nuestro país, en todo el mundo, miren el Brexit".
Pero quizás hay un motivo freudiano para la campaña permanente de Trump. Él siempre ha buscado el contacto con el pueblo desde su misma etapa de empresario, cuando disfrutaba saludando a los trabajadores que construían sus edificios y a los empleados de valet de sus casinos. A Trump le encanta sentirse adorado y probablemente necesite salir del Despacho Oval de cuando en cuando para llenarse de energía al verse respaldado por sus seguidores.
"Hombre de acción"En Melbourne sus simpatizantes más fervorosos decían estar satisfechos con el primer mes de presidencia.
"Es un hombre de acción en lugar de un orador como Obama", decía Guy Fitzpatrick, de 54 años.
"Está haciendo que vuelvan los trabajos de nuevo a EEUU", decía Brian Godfrey, un asistente de vuelo de 49 años. Godfrey enumeró los nombres de algunas empresas como Carrier o Ford que Trump ha dicho que conservarán empleos en EEUU gracias a su intervención, a pesar de que en algunos casos su mérito es cuestionable.
En esta zona de la costa este de Florida elegida para el mitin Trump ganó cómodamente sobre Clinton. Solo unas pocas decenas de manifestantes protestaban contra Trump en una zona vallada y protegida por la policía.
"Mi misión era ser el primero, para mí es un honor decir que fui el primero en un mitin de Donald J. Trump", decía con patente felicidad. Añadía que había fracasado en dos intentos anteriores en mítines de Trump durante la campaña. En una ocasión llegó el tercero y en otra el sexto.
Le entrevistaron varias cadenas de televisión y sus compañeros en la fila, testigos de su popularidad, le correspondieron con aplausos y cierta sorna: "Gene para nuestro próximo presidente", gritó uno.
El entusiasta Huber es el símbolo que Trump busca para mostrarse cercano al hombre común y corriente ahora que habita en la ciudad del establishment político por excelencia.
Al subir al escenario Trump le cedió el micrófono: "Señor presidente, gracias señor", le dijo éste claramente emocionado, "nosotros el pueblo, nuestro movimiento somos la razón por la que nuestro presidente de EEUU está de pie aquí enfrente de nosotros hoy. Cuando el presidente Trump durante la elección prometió todas las cosas que iba a hacer por nosotros, sabía que iba a hacerlo por nosotros".