
EE.UU.- El presidente estadounidense Donald Trump regresó este sábado de su primer viaje al exterior a una Casa Blanca en crisis por supuestos contactos de su yerno y consejero Jared Kushner con Rusia.

Varios medios estadounidenses sosstienen que Kushner quiso establecer un canal de comunicación secreto con el Kremlin durante el período de transición antes de que el presidente electo asumiera sus funciones, con el propósito de eludir las vías de comunicación tradicionales entre los dos países.

The New York Times indica que el objeto de esas "comunicaciones secretas" era discutir con total discreción sobre una mayor cooperación con Rusia en el conflicto sirio.
"Tenemos canales informales de comunicación con numerosos países. Esto nos permite hablar de manera discreta", señaló el sábado el general H.R. McMaster, quien encabeza el Consejo de Seguridad Nacional estadounidense, durante una conferencia de prensa telefónica al margen de la cumbre del G7 en Italia. "Eso no me preocupa", agregó.
El cuestionamiento a Kushner en el caso ruso debilita un poco más a Trump, quien ya debió separarse de su anterior asesor de seguridad nacional, Michael Flynn, y ve cómo varios miembros de su equipo de campaña --en particular su exdirector de campaña Paul Manafort-- son investigador por el FBI.
"Si un funcionario de inteligencia estadounidense hubiera hecho algo como eso, nosotros lo hubiéramos considerado espionaje", reaccionó el exdirector de la CIA durante la presidencia de George W. Bush, John McLaughlan, en la cadena MSNBC, resumiéndose así la incredulidad que impera en Washington.
La Casa Blanca no ha querido contestar a esa ni a ninguna otra pregunta sobre el tema: dos asesores de Trump, H.R. McMaster y Gary Cohn, y el portavoz del mandatario, Sean Spicer, aseguraron hoy desde Sicilia que no tenían "nada" que decir acerca del asunto.
El propio Trump también ha esquivado esos interrogantes al no dar ninguna conferencia de prensa durante su viaje, y es posible que, una vez de vuelta en Washington, siga evitando el tema con su habitual argumento de que la pesquisa rusa es "una caza de brujas".
Pero su gobierno es consciente de la magnitud del problema, y ha decidido montar una 'sala de guerra' para responder al constante murmullo mediático sobre la trama rusa y encauzar el mensaje oficial al respecto, una operación en la que estarán involucrados Kushner y el estratega jefe de Trump, Steve Bannon, según informes de prensa.
A Kushner se lo considera miembro del círculo más próximo del presidente y tiene un amplio espectro de responsabilidades y una considerable influencia en la Casa Blanca. Es, entre otras cosas, un intermediario central en materia de política exterior.
El abogado de Kushner, Jamie Gorelick, indicó que su cliente "ya se ofreció a compartir con el Congreso lo que sabe de esos encuentros. Y hará lo mismo con cualquier otra investigación".
Consciente de las dificultades que conseguirá en casa, Trump quiso apaciguar a su base al prometer, en el último tuit antes de despegar rumbo a Washington, que su gira extranjera resultará en lo que más quieren sus seguidores: "trabajos, trabajos y trabajos".