viernes, 22 de abril de 2011

Distonía, el quebranto de la Patria..


Miguel Angel Severino
Sección Opinión

Es un tanto triste, pero hay que rezarlo, la sociedad dominicana del siglo xxi hereda quebrantos que la entumecen, de cuerpo entero, a la vez que la convierten en una entropía vertebrada incapaz, por demás, de construir, por si sola, y articular, sobre sus propias extremidades doctrinarias e ideológicas, el anhelado estadio del desarrollo que todos esperamos en tanto lloramos de impotencia ante el velatorio de la esperanza nacional.
Será (¿?) que somos, o que padece la Patria de una distonía política, partidaria e institucional, en este caso, enfermedad marcada por severas contracciones involuntarias de los músculos y que en y con frecuencia provoca torsiones y deformaciones de partes del cuerpo.
Todo esto, viene a colación, en virtud de que la sociedad dominicana, a cincuenta años de la desaparición de la dictadura, era, de Trujillo, padece los mismos males sociales e institucionales del subdesarrollo, y en el peor de los casos no avanza, como consecuencia directa del asalto a la instituciones democráticas y sociales por un sector del liderazgo político, activista y partidario de la abstinencia moral que corroe los escasos valores ciudadanos, y el poco legado ético de los forjadores de la Patria, que nos queda cual salitre de y en la memoria histórica en calidad de legado.
Hemos llegado, por el rasero ético, al siglo (xxi) de la sociedad, pues hoy, más que ayer, todos somos y pretendemos ser socios, y más que socios, accionistas y ejecutivos de la empresa del delito, social, moral y penal..
Desde esta perspectiva la inversión, de valores, en la empresa del delito es más alta, cara y ostentosa, generadora de mayores riquezas, materiales, y lujo, hasta embriagar las pupilas y los ojos de los actores del orden, de la vigilancia y del sostén moral de la Patria, el Estado, el gobierno, los partidos, de un sector de la iglesia, y de toda la sociedad en su conjunto.
Hoy somos parte de la sociedad, de una sociedad accionista, socia y eje de la cadena de valores que ha hecho del delito una empresa, y toda una actividad comercial altamente rentable, donde ser socio y accionista tiene y otorga rango, categoría, etiqueta y prestigio social, económico y político.
Que hubiera dicho, hoy, José Ortega y Gasset, (destacado humanista e intelectual español del siglo pasado) de llegar a la Patria de Duarte, pues el refirió, en el contexto de unas visitas a la Argentina de 1910, que “todos los empleados públicos deberían descender a su grado inmediato inferior, porque han sido ascendidos hasta volverse incompetentes”.
Hoy, Don Ortega y Gasset, pudiera decir, de cara al país, que los funcionarios públicos y el liderazgo político partidario deberían descender a su lugar de origen, social, inferior, porque han sido promovidos hasta volverse incompetentes, y ser responsables, directos, del deterioro moral progresivo, de la Patria, de la sociedad, de la nación del Estado y del gobierno en sentido general.
En esa misma dirección podemos decir, parodiando el principio de Peter, en el sentido de que en los gobiernos dominicanos las personas que han sido promovidas al estadio del Poder político, en sentido general, han alcanzado, ya, y sobre pasado sus niveles de incompetencias (de manera prematura) por lo que la permanencia de ellos, en las altas instancias de dirección, ha provocado y generado años y décadas de atrasos, como sociedad, en la ruta hacia el proceso de generación de riquezas, antesala del estadio del bienestar, del progreso y del desarrollo..
Nuestro modelo social, si se quiere, se pudiera ver reflejado, de manera invertida, en el principio de Dilbert donde las empresas tienden a ascender a los puestos de la alta dirección, de manera continua, a los empleados menos competentes, con resultados contrarios, a la referida tesis, en el caso dominicano, pues los menos competentes, a la vez que promovidos, han hecho daño al país, en demasía.
Tal pareciera que el dominicano solo piensa con los deditos de los pies, como diría un destacado humorista criollo, del siglo pasado..
El estado de situación de la nación, en el devenir histórico, presenta un déficit acumulado debido, entre otros factores, a que todo puesto en el aparato público ha sido ocupado por un funcionario incompetente para desempeñar sus obligaciones..
Esta cruda realidad es la responsable, en gran medida, de la enorme deuda social acumulada por los gobiernos respecto a la sociedad (gobernada) dueña, mayoritaria, del conjunto de acciones, vía los impuestos, de la empresa del Estado, y principal responsable de financiar y pagar su plataforma burocrática.
Ante esta perspectiva la sociedad dominicana, del siglo xxi, tiene el reto de promover, convocar y organizar, lo antes posible, una Asamblea nacional con miras a pedir rendición cuentas a los pasados y presentes “administradores” del erario, redefinir las reglas de juego y la conducción democrática de la nación dominicana, así como hacer frente a los retos y desafíos que encara, de cara al estadio del desarrollo como nación.
La distonía partidaria, que afecta a toda la nación dominicana, es una enfermedad marcada por las contracciones institucionales, ideológicas y programáticas que sufren los partidos y el propio liderazgo político, por efecto fractalario e invernadero del principio de Dilbert.
Superar la distonía partidaria, de nuestra sociedad e instituciones, es el desafío de las presentes generaciones
Construir una nueva sociedad centrada en valores, es el presente desafío del presente..

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