Redacción
Central
Associated
Press
WASHINGTON
(AP).- Luego de que el presidente
Barack Obama prometió seguir adelante en el tema de la inmigración, a
prominentes republicanos hispanos les preocupa la reacción de los conservadores
acérrimos, pues temen que dañará la capacidad del partido de granjearse a los
latinos en la próxima elección presidencial y más allá.
Aunque
en general el tema de la inmigración estuvo ausente de las elecciones
intermedias dominadas por el Partido Republicano, al día siguiente Obama
prometió avanzar por su cuenta para retirar la amenaza de deportación o
garantizar permisos de trabajo a una cifra no especificada de inmigrantes que
viven en Estados Unidos sin autorización.
“La
reacción inicial de los republicanos va a ser muy desagradable e insuficientemente
razonada, por desgracia”, dijo Alfonso Aguilar, ex director de la Oficina de
Ciudadanía de Estados Unidos en el gobierno del presidente George W. Bush y
director general de la Asociación Latina en pro de Principios Conservadores.
Aguilar señaló que los legisladores republicanos deben ofrecer una alternativa
plausible al plan del presidente, haciendo eco de las exhortaciones de algunos
candidatos potenciales de su partido en 2016 de acercarse a los votantes
hispanos de alguna manera.
“El
sólo decir `revoquemos esto’, o `no lo financiemos’, si esa es la única reacción,
eso va a contrariar a los hispanos”, agregó Aguilar. Pero asistentes de
republicanos de la cámara baja señalaron que el presidente de ésta, John
Boehner, y otros legisladores no tienen una forma efectiva de suavizar
comentarios de miembros que se oponen estridentemente a leyes de inmigración más
permisivas.
De
hecho, muchos de esos miembros se enorgullecen de desafiar a líderes del
partido. Boehner mismo comparó las declaraciones del mandatario con jugar con
fuego. “Se va a quemar a sí mismo si continúa en ese camino”, afirmó Boehner el
jueves, un día después de que el líder republicano en el Senado, Mitch
McConnell, advirtió al presidente que no actuara sin la aprobación del
Congreso.
Tal
acción, dijo McConnell, “envenena el pozo” para potenciales esfuerzos
bipartidistas. Un Congreso controlado por el Partido Republicano a partir de
enero “se defenderá a sí mismo y a nuestros ciudadanos de estas acciones anárquicas”,
dijo el senador republicano Jeff Sessions de Alabama, al tiempo que añadió: “Los
estadounidenses no desean que sus fronteras sean borradas”.
A
Aguilar y a otros les preocupa que instigadores conservadores vayan aún más
lejos en su retórica, tal vez al exigir un juicio político a Obama o
deportaciones en masa, lo cual crearía un área de oportunidad política para los
demócratas no mucho después del triunfo republicano en las urnas y dejaría
expuesta una división dentro del Partido Republicano justo en momentos en que
asume el control de ambas cámaras.
“Los
republicanos tienen un don para dispararse en el pie”, dijo Carlos Gutiérrez,
quien fungió como secretario de Comercio en el gobierno de Bush y encabezó el
esfuerzo fallido de ese presidente para implementar cambios amplios en las
leyes de inmigración en 2007. “Los republicanos pueden excederse en su reacción
y dar la impresión de que más bien no están en contra del concepto de la acción
ejecutiva, sino que están en contra de los inmigrantes.
Y
eso sería un gran problema”. Algunos posibles contendientes presidenciales
republicanos, incluido el senador Rand Paul de Kentucky, han indicado que
desean actuar el año próximo para lograr una reforma al sistema que regula la
inmigración en el país.
Otros
fuera de Washington, incluidos los gobernadores Chris Christie de Nueva Jersey
y Rick Perry de Texas, han tomado medidas atractivas para los hispanos, entre
ellas la aprobación de leyes que permiten que algunos hijos de inmigrantes que
se encuentran sin permiso en el país puedan pagar tarifas más bajas, reservadas
para los habitantes del estado, en universidades públicas. Y no todos los
republicanos están de acuerdo en que una oposición agresiva contra una acción
ejecutiva presidencial derivará en un desastre en los comicios.
El
consultor republicano Mike McKenna, que realiza sondeos y grupos focales para
estudiar opiniones del público en varios estados, dijo que, a menos que el
esfuerzo del presidente sea modesto, “va a hundir al partido (demócrata) en
2016”.
Obama
enfrenta una enorme presión para actuar por parte de los latinos, una parte
importante de la base de apoyo de los demócratas. Los activistas por los
derechos de los inmigrantes, líderes sindicales y otros exhortaron al
mandatario el jueves a que actúe con audacia, y desafiaron a los republicanos a
que intenten obstaculizarlo. “Si (los republicanos) intentan atacarlo”, dijo
Richard Trumka, director de la central sindical AFL-CIO, los demócratas dirán: “Miren,
los que están a cargo son incapaces de manejar sus responsabilidades, y deberían
estar bajo escrutinio”.
Los
activistas dicen que la Casa Blanca sopesa acciones a tomar que serían
aplicables a las personas que hayan cumplido con cierto período de residencia
en Estados Unidos, tal vez 10 años. También se está analizando si se incluye a
padres de los que recibieron suspensiones de deportación bajo una orden de
Obama, o sólo a los padres de hijos que son ciudadanos estadounidenses porque
nacieron aquí.
Los
votantes hispanos formaron una parte importante del respaldo que recibió Obama en
sus campañas presidenciales, y son considerados un bloque electoral crucial en
los años por venir. Una “autopsia” efectuada por el Partido Republicano sobre
su desempeño en las elecciones de 2012 sólo hizo una recomendación de políticas:
el partido debería aceptar una “reforma amplia a las leyes de inmigración”.
Esa
frase suele significar reforzar la seguridad fronteriza y también atender el
estatus de los aproximadamente 11 millones de inmigrantes que viven en el país
sin autorización.
Pero
muchos republicanos en la Cámara de Representantes, y algunos senadores, les
deben su escaño en gran medida a votantes que se oponen terminantemente a
cualquier forma de legalización.