Por. Nelly
Amnador
Casi termina el año escolar y es
oportuna la ocasión para que el Ministerio de Educación tome las medidas
pertinentes a los fines de que se dé el giro que demanda el sistema educativo
dominicano, en cuanto a la vinculación de las diferentes estructuras y cuyo
punto de partida y de demostración fehaciente se refleje en la base.
De ahí que es impostergable
la vinculación de la supervisión con el acompañamiento, en donde interactúen el
Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil, el Instituto Nacional de Bienestar
Magisterial, y los padres y madres vinculados a la comunidad. Que no sea
solamente en cuanto a la alimentación escolar, a la que justamente debe darse
un giro total, donde el almuerzo sea servido con dignidad y preparado en la
comunidad con la participación de los padres. Y que en las zonas rurales se
incentive el cultivo de vegetales y otros rubros alimenticios a través de
cooperativas agrícolas. Que se disponga de espacios idóneos, además de tener
presente que la enfermedad y la salud entran por la boca, por lo que la práctica
de la higiene en la preparación, almacenamiento y distribución de los
alimentos, tiene que ser una prioridad insoslayable.
También es oportuno que sea
reorientado el presupuesto en la planificación, que debe perseguir la calidad,
apoyando al docente, facilitando la utilización las Tecnologías de la
Información y la Comunicación, sirviéndose de éstas para la capacitación masiva
en combinación con los recintos. Quitar la carga a los-as profesores-as de que
no tengan más de 35 alumnos, lo cual va deprimiendo el estado anímico de los
docentes, provocando estrés. Esto implica que los docentes de la Jornada
Escolar Extendida necesitan un ayudante; es el momento para que sean
incorporados los talleristas, y ya conocemos las competencias que les son
inherentes en áreas como el arte, la música, deportes, etc., etc. Y qué no
decir de los libros. Estos deben jugar un rol estelar, en donde las escuelas tengan
una biblioteca amplia, motivando a que los estudiantes desarrollen proyectos
grupales, estimulando el intercambio entre ellos. Por eso es necesario que se
disponga de todo este personal, ya sea nombrado o por contrato.
Deben involucrar a los padres y
madres en los problemas con respecto a la violencia que se da en las escuelas y
en la sociedad como tal, escenarios en los que se tiene la oportunidad para
recuperar el liderazgo de los-as maestros-as, contando con la colaboración de
orientadores y sicólogos en esta nueva escuela que queremos hoy. No es
posible una sociedad donde los padres están asesinando a sus hijos y viceversa,
es necesario erradicar este flagelo que va desde el hogar a incubarse en la
escuela, y los resultados son desastrosos.
Insistimos que el rol de la
supervisión debe ser de acompañamiento, aprovechando todo esta inversión de
recursos para trabajar la calidad y los valores que deben basarse en educar con
el ejemplo, porque si los adultos hacen todo lo contrario a lo que predican,
que sean corruptos, inmorales, violentos, eso aprenden los alumnos, porque eso
les transmitimos.
La escuela, la comunidad, la
patria, nos necesita. Actuemos ahora o será demasiado tarde!