Opinion
Siempre he creído, no
sé por qué, que la Presidente del quinto país más grande del mundo es
víctima en estos momentos del egoísmo rampante que atrasa el crecimiento de los
pueblos cuando algún inescrupuloso en lugar de contribuir en la mejoría
de una nación se la pasa fabricando entuertos para favorecerse.
Reconforta el coraje
de Dilma Roussett de que luchará por la Presidencia "en todas las
trincheras." Así habla quien no tiene cola que le pisen y que puede
demostrar en cualquier escenario su transparencia en su quehacer como jefa de
Estado.
Resulta que quien
ocupa una posición de esa naturaleza, a pesar de tener otros ojos para que
también velen para que todo marche bien, puede tener algunos que resulte un
gran fiasco. La culpa, teniéndola o no, caería sobre la Presidente.
Si los países
pequeños, y esto no es un mea culpa, son víctimas de un sinnúmero de diabluras
imagínese usted una nación con la friolera de habitantes estimada
en 209 millones 422 mil 255 como es el caso de Brasil.
En ese grupo DE población
se estima que hay 106 millones 395 mil 907 féminas y 103 millones 026 mil 348
varones, lo que equivale a un 50.8% las primeras y 49.8% los segundos. Asumo
que en ambos segmento ella tiene un importante apoyo.
La Presidente
Dilma puede mejorar su situación si recibe el respaldo de quienes creyeron en
ella y la apoyaron para llegar a ese sitial. Sus coordenadas, dada la aparente
tirantez simulada en su contra por lo bajo, deben ser apoyada por esa población
que la apoyó en su trayecto a la Presidencia. Deben escucharla y sin
precipitaciones sopesar sus planteamientos.
También deben ser
sopesados posibles “volcanes” que pretendan hundirla para asumir su función. En
un país todos somos responsables de lo bueno, pero también de las ignominias si
callamos y dejamos hundir a un inocente.
Brasil
es un país apreciado por quienes disfrutan de lejos los más y
de cerca los menos, según las posibilidades, su samba símbolo de su identidad
pese a la distancia de 7.52 horas que requiere para llegar desde Santo Domingo
hasta Brasilia, su capital.
Lo anterior es un
simple referente, no de inmiscuirse en asuntos foráneos, sino de que la verdad
no sea opacada por la mentira y las ambiciones voraces a contrapelo
de la Presidente Dilma que tiene un excelente historial.
Quienes a
distancia le aprecian, se solidarizan a que luche por la Presidencia
"en todas las trincheras."