martes, 15 de noviembre de 2016

Mamá que pasó 15 días con su bebé fallecido comparte conmovedor álbum familiar

Redacción Central
Fuente. Quivo

El pequeño bebé de Lindsey Bell, Rory, nació muerto después de que ella sufrió pre-eclampsia y decidió compartir sus memorias de la tragedia y del tiempo con su "precioso varón"

MUNDO.- Lindsay Bell ya había tenido tres niños y con todos había sufrido de pre-eclampsia. En los primeros dos casos, cuando su presión sanguínea subió demasiado, tuvieron que inducirle el parto. En el tercer caso no tuvo problemas durante el parto.
En el caso de su cuarto hijo, Rory, el embarazo no había sido planeado pero igual estaban muy felices. Como la madre ya estaba clasificada como riesgo, tuvo controles regulares y todo estuvo bien.
Pero a las 28 semanas un examen reveló que el bebé era más pequeño de lo normal. Un bebé pequeño es signo de pre-eclampsia. La madre trató de estar tranquila pero comenzó a sentir que algo estaba mal.
Al pasar las semanas, su salud se deterioró. La presión sanguínea estaba demasiado alta y los dolores de cabeza no cesaban. Además, estaba demasiado hinchada pero una enfermera le dijo que regresara a su casa.
El bebé se movía mucho en el control y el médico le dijo que todo estaba bien y le recetó un medicamento para la presión. Pero esa noche, la mujer sintió un dolor fuerte en la panza. El esposo la llevó al hospital creyendo que estaba en trabajo de parto.
Cuando llegó al hospital le hicieron exámenes y al querer escuchar el sonido del bebé sólo hubo silencio. "Lo siento mucho, pero me temo que perdiste a tu bebé," le dijo el médico, y su mundo se vino abajo.
Los médicos le dijeron que tenía que tener a su hijo y ella se negó. Pero una hemorragia la llevó rápidamente al quirófano. Cuando despertó, había estado en coma por dos días y durante algunos días más estuvo bajo el efecto de los calmantes.
Aunque al principio fue difícil, durante los 15 días de su recuperación ella vio a su pequeño fallecido todas las veces que quiso. Cuando regresaron a su hogar, llevaron al bebé y por una noche hicieron todo lo que hubieran hecho con su hijo durante el primer año.
Le leyeron historias, lo acostaron en la cama, lo cambiaron y lo bañaron. Luego, toda la familia se despidió y procedieron a hacer el funeral y el entierro. La madre, además, tiene una vela para recordar a Rory y promete que nunca dejará que se apague.